Jerarca católico se sumó a Cofradía de los Carmelitas

El arzobispo Jorge Alberto Cavazos Arizpe no quiso dejar pasar la Procesión del Silencio sin vivirla en carne propia. En vez de salir en la comisión de inicio, se enroló como un participante más en la cofradía de los carmelitas, encapuchado, para atestiguar lo que la feligresía vive a cada paso lento, al sonido del clarín, las trompetas, los tambores, las saetas, las oraciones y el llanto.

“La Procesión del Silencio nos llama a tener una unidad común, ir hacia el mismo rumbo y lograr diversas metas, colaborando todos y con buena disposición y con buena voluntad”, dijo, luego de la experiencia.

“Experimenté también la devoción y la fe de tantos hermanos, me gustó mucho poder escuchar antes del inicio de la Procesión las oraciones que hacían y los comentarios en torno a esta Procesión en torno a reflexiones acerca de Dios, escuché bonitas reflexiones de las personas en torno al dolor de María santísima y cómo ellos lo hacían en silencio”, relató.

Dijo que el hecho de llevar un paso y un ritmo, a él le hacía pensar también en cómo la humanidad debe tener una unidad común para poder ir hacia el mismo rumbo y lograr diversas metas, y vivir una experiencia espiritual muy especial y muy bonita.