EL MIEDO NO NOS DEJA VIVIR

Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez. 

El temor, nos impide salir a la vida. Porque existir, significa estar fuera; pero el temor, nos tiene pegados detrás de una puerta.

Mucho es, lo que dejamos de hacer, a causa de nuestros miedos.

Cuántos proyectos quedaron atrás; porque nos embarga, el temor, y quedamos paralizados.

Más aún, por miedo también hicimos mucho daño. Porque el temor, nos hace ver una realidad distorsionada.

También por miedo, nos hemos quedado callados, cuando debimos haber hablado.

Eso, fue lo que pasó con los discípulos de Jesús, así lo narra el Evangelio: “Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: La paz esté con ustedes “. (Jn.20).

La presencia de Dios, nos ayuda a vencer los miedos, y a recuperar la paz.

Pero, el temor nos deja paralizados, y nos sujeta detrás de una puerta; cerrados en nosotros mismos. 

Ese miedo, que dominaba a los discípulos, no les permitía enfrentarse a la vida.

Por eso, para vencer el miedo, hay que experimentar el amor Divino; pero, ante todo, es necesario creer en el amor. 

Tengamos la certeza, que Dios nunca deja de amarnos; y, aunque hayamos pecado, el amor de Dios permanece firme.

Hoy, que celebramos al Señor de la Misericordia, no podemos olvidar, que el amor de Dios es permanente. 

Y aunque estemos cargados de miserias, siempre contaremos con el amor de Dios.

Dice el Salmo, que la misericordia de Dios, es eterna, y más estable que el cielo.

La certeza de saber que Jesús está vivo, y que vive entre nosotros, nos ayuda a recuperar la paz.  Y al saber que contamos con el amor de Dios, nos sentimos impulsados a abrir nuestras puertas; para tener la fuerza de enfrentar el mundo.