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Una coalición de grupos ecologistas interpuso ante una Corte Federal de Arizona una demanda contra el plan de recuperación del lobo gris mexicano, aprobado recientemente por el Servicio de Pesca y Vida Silvestre (FWS) de Estados Unidos, al considerarlo "profundamente defectuoso”.
De acuerdo con la demanda, el plan desconoce la mejor ciencia disponible para establecer objetivos de población, corta el acceso de los lobos al hábitat de recuperación vital y no responde a las crecientes amenazas genéticas para la especie.
"Los lobos mexicanos necesitan urgentemente más espacio para vagar, protección contra las matanzas y más reintegración de lobos para mejorar la diversidad genética, pero el plan de recuperación del lobo mexicano no ofrece ninguna de estas cosas", dijo la abogada de Elizabeth Forsyth, del grupo ambientalista Earthjustice.
"Los lobos enfrentarán una amenaza constante para su supervivencia a menos que se realicen cambios importantes", dijo Forsyth.
El FWS emitió en noviembre pasado la versión final del plan de recuperación del lobo gris mexicano en el que establece el objetivo de tener un promedio de 320 ejemplares de esta especie en libertad durante un período de ocho años antes de que pueda perder su condición de animales en peligro de extinción.
En cada uno de los últimos tres años, la población de lobo gris en libertad deberá exceder el promedio para garantizar que la especie no disminuya.
El plan limita las áreas geográficas donde los lobos deberán ser liberados en los estados de Arizona y Nuevo México para que permanezcan al sur de la carretera interestatal 40.
De acuerdo con los grupos ambientalistas, el plan ignoró los comentarios enviados por decenas de miles de personas, incluidos destacados científicos, que desafiaron la calidad de la ciencia utilizada y pidieron protecciones más fuertes y esfuerzos de recuperación más agresivos.
“La mejor ciencia disponible indica que la recuperación del lobo mexicano requiere al menos tres poblaciones conectadas que sumen aproximadamente 750 individuos”, aseguró en un comunicado el Centro para la Diversidad Biológica, un grupo ecologista con sede en Tucson, Arizona.
La recuperación requiere de “un esfuerzo de reintroducción cuidadosamente manejado que prioriza la mejora de la salud genética de los animales y el establecimiento de al menos dos centros de población adicionales en el sur de las Montañas Rocosas y la región del Gran Cañón”, agregó.
El nuevo plan del gobierno federal descartó esa evidencia científica al no considerar áreas de recuperación adicionales en Estados Unidos, aseguró el grupo.
El plan también exige números de lobos inadecuados y no proporciona un programa de reintroducción suficiente para abordar las amenazas genéticas.
"Los lobos mexicanos son vitales para restablecer el equilibrio natural en el suroeste, pero necesitan un plan de recuperación sólido y basado en la ciencia para abordar las amenazas urgentes", dijo Michael Robinson, miembro del Centro para la Diversidad Biológica.
"Estamos muy preocupados de que el plan excluya a los lobos de los hábitats del Gran Cañón y del sur de las Montañas Rocosas y eliminen las protecciones mientras aún estén en peligro", agregó.
"Al limitar su hábitat y eliminar las protecciones demasiado pronto, este plan ignora la ciencia y garantiza que los lobos mexicanos nunca lleguen a un número suficiente como para estar seguros", advirtió Robinson.
En el último recuento, realizado en 2016, había 113 lobos en Estados Unidos y alrededor de 31 en México.
La población de lobos en Estados Unidos está genéticamente empobrecida, con lobos relacionados entre sí, debido a la pequeña población fundadora de solo siete lobos que fueron capturados y criados en cautiverio después de la aprobación de la Ley de Especies en Peligro de Extinción en 1973.
La especie, que hace 150 años rondaba abundantemente en las planicies y montañas del norte de México y sur de Estados Unidos fue colocada al punto de extinción, al ser cazados intensamente por los ganaderos para proteger sus hatos.
De acuerdo con la demanda, el plan desconoce la mejor ciencia disponible para establecer objetivos de población, corta el acceso de los lobos al hábitat de recuperación vital y no responde a las crecientes amenazas genéticas para la especie.
"Los lobos mexicanos necesitan urgentemente más espacio para vagar, protección contra las matanzas y más reintegración de lobos para mejorar la diversidad genética, pero el plan de recuperación del lobo mexicano no ofrece ninguna de estas cosas", dijo la abogada de Elizabeth Forsyth, del grupo ambientalista Earthjustice.
"Los lobos enfrentarán una amenaza constante para su supervivencia a menos que se realicen cambios importantes", dijo Forsyth.
El FWS emitió en noviembre pasado la versión final del plan de recuperación del lobo gris mexicano en el que establece el objetivo de tener un promedio de 320 ejemplares de esta especie en libertad durante un período de ocho años antes de que pueda perder su condición de animales en peligro de extinción.
En cada uno de los últimos tres años, la población de lobo gris en libertad deberá exceder el promedio para garantizar que la especie no disminuya.
El plan limita las áreas geográficas donde los lobos deberán ser liberados en los estados de Arizona y Nuevo México para que permanezcan al sur de la carretera interestatal 40.
De acuerdo con los grupos ambientalistas, el plan ignoró los comentarios enviados por decenas de miles de personas, incluidos destacados científicos, que desafiaron la calidad de la ciencia utilizada y pidieron protecciones más fuertes y esfuerzos de recuperación más agresivos.
“La mejor ciencia disponible indica que la recuperación del lobo mexicano requiere al menos tres poblaciones conectadas que sumen aproximadamente 750 individuos”, aseguró en un comunicado el Centro para la Diversidad Biológica, un grupo ecologista con sede en Tucson, Arizona.
La recuperación requiere de “un esfuerzo de reintroducción cuidadosamente manejado que prioriza la mejora de la salud genética de los animales y el establecimiento de al menos dos centros de población adicionales en el sur de las Montañas Rocosas y la región del Gran Cañón”, agregó.
El nuevo plan del gobierno federal descartó esa evidencia científica al no considerar áreas de recuperación adicionales en Estados Unidos, aseguró el grupo.
El plan también exige números de lobos inadecuados y no proporciona un programa de reintroducción suficiente para abordar las amenazas genéticas.
"Los lobos mexicanos son vitales para restablecer el equilibrio natural en el suroeste, pero necesitan un plan de recuperación sólido y basado en la ciencia para abordar las amenazas urgentes", dijo Michael Robinson, miembro del Centro para la Diversidad Biológica.
"Estamos muy preocupados de que el plan excluya a los lobos de los hábitats del Gran Cañón y del sur de las Montañas Rocosas y eliminen las protecciones mientras aún estén en peligro", agregó.
"Al limitar su hábitat y eliminar las protecciones demasiado pronto, este plan ignora la ciencia y garantiza que los lobos mexicanos nunca lleguen a un número suficiente como para estar seguros", advirtió Robinson.
En el último recuento, realizado en 2016, había 113 lobos en Estados Unidos y alrededor de 31 en México.
La población de lobos en Estados Unidos está genéticamente empobrecida, con lobos relacionados entre sí, debido a la pequeña población fundadora de solo siete lobos que fueron capturados y criados en cautiverio después de la aprobación de la Ley de Especies en Peligro de Extinción en 1973.
La especie, que hace 150 años rondaba abundantemente en las planicies y montañas del norte de México y sur de Estados Unidos fue colocada al punto de extinción, al ser cazados intensamente por los ganaderos para proteger sus hatos.