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El presidente brasileño Michel Temer dio hoy un mensaje a la nación, en el que defendió su gobierno, mientras crecen los rumores de que el mandatario puede ser de nuevo objetivo de la Fiscalía, después de haber librado dos denuncias por corrupción y asociación ilícita.
“¡Es fácil atacar a Michel Temer! ¡Es fácil atacar al gobierno ¡Es fácil criticar únicamente!", indicó el gobernante brasileño, que concluirá su mandato el 31 de diciembre próximo.
“Alcanzamos en estos dos años victorias expresivas, récords tras récords, pero muchos insisten en no sentir el cambio”, agregó Temer en un mensaje que fue transmitido por la televisión.
Con una aprobación de su gobierno del 6.0 por ciento contra un 70 por ciento de rechazo, según las encuestas, Temer atacó a sus adversarios políticos, asegurando que libran una “disputa irracional que intenta poner a unos contra otros”.
El mensaje del mandatario, que duró cinco minutos, se dio en un clima de agravamiento de las sospechas de que se habría beneficiado, por medio de intermediarios, de coimas y financiación ilícita para campañas políticas.
Esta semana un influyente empresario brasileño del sector portuario afirmó a las autoridades que un expolicía militar y amigo de Temer, el coronel Joao Baptista Lima, actuó como intermediario entre el mandatario y empresas que pagaban contribuciones sin declarar para campañas políticas.
El empresario brasileño Gonçalo Torrealba, socio del Grupo Libra –un conglomerado que opera terminales portuarias en Río de Janeiro y Sao Paulo, además de inversiones en logística-, aseguró que Lima pedía dinero a empresarios a cambio de que sus intereses corporativos fueran beneficiados políticamente.
La información proporcionada por Torrealba a la policía se encuentra en secreto de sumario, pero filtraciones a la prensa brasileña revelan que, como ya habían dicho meses atrás los empresarios de otra compañía (J&F), Temer habría recibido supuestamente dinero ilícito a través de intermediarios para sus campañas.
Estas acusaciones podrían suponer la presentación de una nueva denuncia en su contra por corrupción, la tercera desde que llegó al poder en 2016, después de que librara dos anteriores (por corrupción y asociación ilícita) tras una extensa campaña con diputados en el Congreso brasileño, que vetó en dos ocasiones el avance de los procesos judiciales en el plenario.
En el centro de las sospechas está el “decreto de los puertos”, firmado en mayo de 2017, cuando Temer ya era presidente, y que amplió de 25 a 35 años los plazos de los contratos de arrendamiento vigentes de empresas que operan en los puertos.
“¡Es fácil atacar a Michel Temer! ¡Es fácil atacar al gobierno ¡Es fácil criticar únicamente!", indicó el gobernante brasileño, que concluirá su mandato el 31 de diciembre próximo.
“Alcanzamos en estos dos años victorias expresivas, récords tras récords, pero muchos insisten en no sentir el cambio”, agregó Temer en un mensaje que fue transmitido por la televisión.
Con una aprobación de su gobierno del 6.0 por ciento contra un 70 por ciento de rechazo, según las encuestas, Temer atacó a sus adversarios políticos, asegurando que libran una “disputa irracional que intenta poner a unos contra otros”.
El mensaje del mandatario, que duró cinco minutos, se dio en un clima de agravamiento de las sospechas de que se habría beneficiado, por medio de intermediarios, de coimas y financiación ilícita para campañas políticas.
Esta semana un influyente empresario brasileño del sector portuario afirmó a las autoridades que un expolicía militar y amigo de Temer, el coronel Joao Baptista Lima, actuó como intermediario entre el mandatario y empresas que pagaban contribuciones sin declarar para campañas políticas.
El empresario brasileño Gonçalo Torrealba, socio del Grupo Libra –un conglomerado que opera terminales portuarias en Río de Janeiro y Sao Paulo, además de inversiones en logística-, aseguró que Lima pedía dinero a empresarios a cambio de que sus intereses corporativos fueran beneficiados políticamente.
La información proporcionada por Torrealba a la policía se encuentra en secreto de sumario, pero filtraciones a la prensa brasileña revelan que, como ya habían dicho meses atrás los empresarios de otra compañía (J&F), Temer habría recibido supuestamente dinero ilícito a través de intermediarios para sus campañas.
Estas acusaciones podrían suponer la presentación de una nueva denuncia en su contra por corrupción, la tercera desde que llegó al poder en 2016, después de que librara dos anteriores (por corrupción y asociación ilícita) tras una extensa campaña con diputados en el Congreso brasileño, que vetó en dos ocasiones el avance de los procesos judiciales en el plenario.
En el centro de las sospechas está el “decreto de los puertos”, firmado en mayo de 2017, cuando Temer ya era presidente, y que amplió de 25 a 35 años los plazos de los contratos de arrendamiento vigentes de empresas que operan en los puertos.
