Reportan evidencia de gas caliente y difuso que permea el cosmos

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A través del observatorio espacial de la Agencia Espacial Europea XMM-Newton y del Gran Telescopio Canarias, un grupo internacional de astrónomos reportaron evidencia del gas caliente y difuso en el cosmos, sumando el conocimiento sobre la materia “normal” en el Universo.

En el grupo de científicos participan investigadores del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), institución que dio a conocer estos resultados a través de un comunicado.

Observando en la banda del espectro electromagnético, los expertos reportaron que detectaron gas con temperaturas de alrededor de un millón de grados.

En el comunicado, el INAOE precisó que la materia y energía oscuras representan 25 y 70 por ciento del Universo, respectivamente, mientras que la materia “normal” como galaxias, estrellas y planetas, únicamente conforma un cinco por ciento.

La cantidad total de materia normal, a la que los astrónomos se refieren como bariones, puede ser estimada a través de observaciones de la Radiación Cósmica de Fondo, que es la luz más antigua en la historia del Universo, cuando sólo habían pasado 380 mil años después de la Gran Explosión (Big Bang).

En el grupo de astrónomos participan Yair Krongold, de la UNAM, así como Daniel Rosa González y Divakara Mayya, del INAOE. Los resultados de este trabajo se publicarán en la revista “Nature”.

Para este hallazgo usaron el Telescopio XMM-Newton para ver un cuásar, una galaxia masiva con un agujero negro supermasivo en su centro comiendo materia y brillando intensamente en rayos-X. Observaron este cuásar, cuya luz tarda más de cuatro mil millones de años en llegar a la Tierra, por un total de 18 días, entre 2015 y 2017.

Después de analizar los datos, los astrónomos consiguieron encontrar la “sombra” de oxígeno producida por el gas intergaláctico y el cuásar, en dos lugares diferentes a lo largo de nuestra línea de visión.

Esto fue posible porque en el medio intergaláctico hay una gran cantidad de material, incluido oxígeno en grandes cantidades. Sin embargo, los astrónomos aún tenían que estar seguros de que el material que habían detectado en rayos-X se encontraba en un filamento de la materia cósmica.

Para determinar esto, utilizaron datos en la banda óptica del espectro electromagnético, obtenidos con el Gran Telescopio Canarias. Después de analizar este conjunto de datos usando un software desarrollado en el INAOE, estudiaron la presencia de objetos cósmicos en nuestra línea de visión al cuásar.

Los datos del Gran Telescopio Canarias mostraron agrupaciones de galaxias exactamente en el mismo lugar en el que se detectó el gas caliente.