Colombia destruye laboratorio que proveía droga a cárteles mexicano

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Un laboratorio clandestino de cocaína operado en una zona selvática del suroccidente de Colombia por una organización disidente de las guerrillas de las FARC, proveedora de drogas de los cárteles mexicanos Jalisco Nueva Generación (CJNG) y de Sinaloa, y capaz de producir dos toneladas del estupefaciente por semana, fue destrozado por autoridades colombianas de seguridad, confirmaron este martes fuentes oficiales de ese país.
La Dirección Antinarcóticos de la Policía Nacional de esa nación informó a EL UNIVERSAL que el laboratorio pertenecía al Frente Oliver Sinisterra, grupo armado organizado residual dirigido por el ecuatoriano Wálter Artízala Vernaza"Guacho", acusado de asesinar en abril anterior a un equipo periodístico del diario El Comercio, de Ecuador, y disidente de la ex guerrilla comunista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
En lo que describió como un "gigantesco complejo", el subdirector de Antinarcóticos, coronel Tito Yesid Castellanos Tuay aseguró que el sitio tenía la capacidad de producir dos toneladas de cocaína a la semana y que en el operativo fueron decomisados mil 215 kilos de la sustancia todavía en proceso.
"Armar esta infraestructura en la selva tiene un costo de 6 mil 200 millones de pesos", que equivalen a unos dos millones de dólares, dijo Castellanos, en una declaración que Antinarcóticos remitió a EL UNIVERSAL.
"La producción de alcaloides era enviada a través de lanchas rápidas hasta Centroamérica", afirmó, al advertir que "seguimos impactando las finanzas" del Frente encabezado por "Guacho".
Un reporte adicional de la Dirección, enviado a este periódico, puntualizó que el destino de la droga que se produjo en ese laboratorio fue México.
El sitio fue destruido por las autoridades colombianas. No hubo detenidos, pese a que el bloque de "Guacho" se moviliza por el suroccidente de Colombia y el norte y el noroccidente de Ecuador, de acuerdo con datos policiales de ambos países.
"Guacho", identificado por los gobiernos de Colombia y Ecuador como responsable del asesinato del periodista Javier Ortega, del fotógrafo Paúl Rivas y del conductor Efraín Segarra, del periódico ecuatoriano El Comercio, es uno de los hombres más buscados en ambos países. El equipo periodístico fue secuestrado el 26 de marzo pasado.
Un operativo policial de Colombia permitió localizar en el suroccidente de ese país un cargamento de mil 215 kilos de cocaína todavía en solución o en proceso de producción en un laboratorio clandestino. (Foto: Policía Nacional de Colombia)
Punto crucial
La instalación fue descubierta en una vereda de Tumaco, municipio en el sur del suroccidental departamento colombiano de Nariño que es fronterizo con Ecuador.
Tumaco colinda con suelo ecuatoriano y una de sus ventajas para el contrabando de drogas es que está sobre el litoral de Colombia en el Océano Pacífico, por lo que tiene una posición clave para el tráfico de cocaína por los corredores marítimos del sur al norte de América.
La Dirección reveló que recibió información que "permitió ubicar las coordenadas en donde estaba el complejo de producción de alcaloides".
"La estructura escondida en la selva rodeada de una espesa vegetación por momentos impedía el desembarco de los comandos" o efectivos desde las aeronaves de la Policía Nacional, relató el informe.
Según el recuento oficial, 60 uniformados a bordo de cuatro helicópteros UH-60 Black Hawk llegaron a la vereda en Tumaco y "rápidamente coparon el lugar compuesto por ocho estructuras en donde se encontró un alojamiento para albergar más de 20 personas", con hamacas, toldillos, ropa, víveres y medicamentos.
En otra edificación y dentro de unos envases plásticos, los agentes encontraron mil 215 kilos de clorhidrato de cocaína "en solución", como parte del proceso de decantación y secado para extraer los químicos en la última etapa de oxidación, por lo que tenía la droga "casi lista", reportó.
"Cuando los uniformados registraban el laboratorio para su judicialización, encontraron una caleta (bodega) subterránea adecuada con gruesos troncos de madera y tabla en donde ocultaban una planta eléctrica industrial con capacidad para producir energía a una población pequeña", informó la Policía Nacional.
La unidad "era utilizada para generar la energía que consumen los hornos y las motobombas que recirculan las sustancias químicas durante el proceso", añadió.
Aparte de la cocaína en solución, las autoridades incautaron 825 kilos de sosa cáustica, 10 hornos de microondas, una planta eléctrica y 310 galones de hidrocarburos, entre otros bienes.
Disidente
El gobierno de Colombia y las FARC, que firmaron la paz en noviembre de 2016 después de más de 52 años de guerra, reconocieron que al menos unos 800 elementos de la insurgencia se negaron a incorporarse a la pacificación. La jerarquía de las FARC, una organización que en 2017 se convirtió en partido político legal, desmintió estar involucrada en el narcotráfico.
Uno de los que renegó del proceso de paz fue "Guacho", cuyas tareas criminales en el narcotráfico continuaron desplegándose en el suroccidente de Colombia y el norte y el noroccidente de Ecuador
"Guacho" fue acusado reiteradamente este año por los gobiernos de Bogotá y Quito de estar involucrado en el contrabando de drogas con organizaciones mafiosas mexicanas.
Los gobiernos de Colombia y Ecuador alertaron, a inicios de 2108, que los cárteles mexicanos acrecentaron su presencia en puntos marítimos y terrestres de las zonas fronterizas entre ambos países para el tráfico de gran cantidad de cocaína por los corredores del Océano Pacífico desde esas naciones a Centroamérica y México, rumbo a Estados Unidos.
La DEA, agencia antidroga de EU, detalló que cerca del 85% de la cocaína que ingresó en los últimos ocho años al mercado estadounidense pasó por vías o trillos marítimos del sur al norte de América.
Policías colombianos (izquierda) inspeccionan en el suroccidente de Colombia un laboratorio clandestino de producción de cocaína para vender a narcotraficantes mexicanos.