Fallece el arquitecto Fernando López Carmona

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El arquitecto y docente Fernando López Carmona, conocido por su destacada trayectoria en la restauración de monumentos históricos y la formación de nuevas generaciones de arquitectos, falleció a los 97 años en la ciudad de Querétaro, informó el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
En un comunicado, el INBA lamentó el fallecimiento de López Carmona, quien fue reconocido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes y con la Medalla Bellas Artes.

“El INBA lamenta la partida del arquitecto Fernando López Carmona; acreedor a la Medalla Bellas Artes 2015. Autor de una arquitectura teórica y técnicamente sofisticada, se destacó como docente e investigador, marcando a una generación de arquitectos que continuará su legado”, indicó el instituto en su cuenta de Twitter @bellasartesinba.

A su vez, la directora general del instituto, Lidia Camacho, destacó mediante su cuenta de Twitter @LyCamacho que su “labor en pro de la conservación del patrimonio inmueble de México es proverbial”.

Nacido en la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1921, López Carmona estudió arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Su carrera coincidió con tres momentos cruciales del desarrollo constructivo del país, a través de los cuales su trabajo se caracterizó como sensible a los problemas estructurales.

López Carmona inició su carrera en el despacho del arquitecto Enrique de la Mora, donde también conoció a Félix Candela. Participó en obras de relevancia, como la Bolsa de Valores (1955), las iglesias de San Antonio de las Huertas (1956), San José Obrero (1957), San Vicente (1958) y El Altillo (1958).

López Carmona dedicó gran parte de su vida a la docencia, a partir de 1965 fue profesor visitante en Harvard University; posteriormente, en México, fue coordinador de la carrera de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (1979), profesor del Taller de Tesis de la misma y jurado en ternas de exámenes profesionales.

También recibió distinciones como el Premio Universidad Nacional en Arquitectura y Diseño en 1992 y obtuvo el doctorado en arquitectura, con mención honorífica, con la tesis “Estudios de la condición actual de la Catedral Metropolitana, las condiciones de la estructura en función del programa del suelo”.

En el área de restauración participó en intervenciones a monumentos históricos del país y colaboró en la reestructuración de diversos templos y edificios.

Asimismo, coordinó con el doctor Roberto Meli y con el doctor Enrique Santoyo los trabajos de la corrección geométrica por los hundimientos de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México.

En 1994, el Consejo Universitario de la UNAM lo nombró Profesor Emérito de la Facultad de Arquitectura y desde 1998 cambió su lugar de residencia a Querétaro, donde continuó su labor como académico, investigador y asesor; por lo que en esta ciudad fue velado y será sepultado.