En su entrada a México, Mario contó que fue alcanzado por el gas lacrimógeno y uno de los policías lo agarró y lo lanzó al suelo; aunque fue atendido por los miembros de las brigadas de emergencia.
Sin embargo, el pequeño no se ha amilanado y dice que continuará hasta llegar al destino planteado por la caravana, que actualmente atraviesa varios estados de México.