Caravana de migrantes indiferente ante comicios de EEUU

Caravana de migrantes indiferente ante comicios de EEUU

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La mayoría de los migrantes que integran la caravana que el presidente Donald Trump utilizó como tema de campaña, desconocen el resultado de las elecciones del martes en Estados Unidos.

A los centroamericanos les preocupa más la inseguridad en el norte de México en su trayecto hacia la frontera con Estados Unidos _ aún a varios cientos de kilómetros (millas) de distancia_ que cuál partido tiene mayoría en el Senado y la Cámara de Representantes.

Kenia Johana Hernández, una campesina hondureña de 26 años, dejó su país acompañada de su hija de 2 años de edad debido a que no podía costear ni el cuidado ni la educación de su bebé. Cuando se le preguntó si su decisión de emigrar estaba relacionada con las elecciones en Estados Unidos, su respuesta fue un simple: “No”.

Para ella, la caravana fue solo una medida de seguridad. “Si yo me hubiera venido sola con mi hija, tal vez no habría llegado hasta donde estoy, con tanto peligro que hay en el camino”, declaró.

Gilberta Raula, de 38 años y originaria de Samalá, Guatemala, se unió a la caravana en la frontera con México porque le pareció la mejor oportunidad para que su hija de 15 años saliera del país. Dejó a otros seis hijos en casa, pero quiere darle a su hija la oportunidad de estudiar y trabajar.

Tenía apenas una leve idea de los problemas en torno a las elecciones legislativas del martes en Estados Unidos.

Lo que sí sabía, dijo era que “el presidente se ha portado bien mal en los Estados Unidos”. Cuando se le dijo que el Partido Republicano de Trump había perdido el control de la Cámara de Representantes, dijo “ah, bueno”. Ella, como muchos otros, expresó esperanza de que de alguna manera eso mejore sus posibilidades de recibir refugio.

Franklin Martínez, un campesino de 46 años de edad originario de La Esperanza, Honduras, dijo el miércoles que posiblemente se quede un tiempo en la Ciudad de México antes de emprender nuevamente el camino al norte, para ver si la situación cambió después de las elecciones.

“Porque ahora es la ola antimigrante. No están bien recibidos en la frontera”, declaró.

Los expertos concuerdan en que la creación de esta caravana y las otras que han emprendido previamente su trayecto hacia la frontera de Estados Unidos, están mucho más relacionadas con la política en Centroamérica y las condiciones actuales en México, en donde los grupos del narcotráfico con frecuencia secuestran a inmigrantes para exigir el pago de un rescate a sus familiares en Estados Unidos.

“Lo primero es la seguridad colectiva, hay seguridad en los números”, dijo el analista de seguridad Alejandro Hope. “Sí hay una lógica política, pero no es precisamente una lógica política como para a influir en el proceso electoral estadounidense”.

“A quien le pone presión, en primer lugar, (es) a las autoridades de El Salvador, Guatemala y Honduras”, declaró. “Está mandando un mensaje que hay una crisis en derechos humanos en los países del Triángulo del Norte”.

Esa postura es similar a la del exlegislador hondureño Bartolo Fuentes, quien ayudó a formar la caravana de unos cientos de migrantes que partió de Honduras el 13 de octubre, antes de alcanzar los 7.000 miembros en su punto máximo. Fuentes dijo en una conferencia de prensa en un estadio de la Ciudad de México en el que lo migrantes se están quedando, que la caravana es una vergüenza para el gobierno hondureño porque “el mundo está viendo la tragedia en la que nosotros vivimos”.

Raúl Benítez, experto en seguridad en la Universidad Nacional Autónoma de México, dijo que la derrota republicana en la Cámara de Representantes deja entrever que Trump intentó utilizar a los migrantes “en lo político, diciendo que son una invasión... y no les funcionó”.

Benítez dijo que la caravana ha puesto presión tanto en México como en Estados Unidos. Después del ingreso de los migrantes, México se vio presionado a acelerar el proceso de refugio y asilo para los centroamericanos.

La caravana demuestra que “México sí puede dar un trato más humanitario a esta gente”, dijo Benítez, “que los traten aquí en México como México quiere que traten a los migrantes en los Estados Unidos”.

La tarde del miércoles, Christopher Gascón, el representante de México ante la Organización Internacional para Migraciones, calculó que había alrededor de 6.000 migrantes en el complejo deportivo de la Ciudad de México y tal vez otros 4.000 en caravanas que actualmente avanzan por el sur del país.

Pero algunos migrantes han visitado la carpa de la organización para preguntar cómo regresar a casa.

“Tal vez no tenían una buena idea de lo que enfrentaban”, dijo Gascón. Dijo que la noche del miércoles salía el primer camión desde la Ciudad de México para devolver a sus países de origen a entre 40 y 50 personas.

En tanto, otros migrantes se enfrentaban a la titánica tarea de llegar a la frontera con Estados Unidos y presentar su solicitud de asilo. Por lo tanto, no pensaban demasiado en las elecciones en Estados Unidos.

Nora Torres, una hondureña de 53 años, preguntó ansiosa a un reportero: “¿Cómo le fue (a Trump)? ¿Le fue bien o le fue mal?”.

Torres tenía un pequeño restaurante, pero tuvo que cerrarlo debido a que las pandillas le exigían un pago muy alto para mantenerlo protegido.

Para ella, las amenazas de Trump de complicar la obtención de asilo o detener a los solicitantes en carpas y enviar hasta 15.000 soldados a la frontera, le fueron difíciles de comprender.

“Estados Unidos nos necesita a nosotros los hispanos por la mano de obra que es más barata”, dijo. “Entonces, ¿por qué nos discriminan?”.