Se encomiendan a la morenita

Resguardados por policías de la CDMX pudieron visitar la basílica

Se encomiendan a la morenita

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México.- Con el ánimo de hacer sus peticiones ante la “virgen morena” o aferrados a las promesas que hicieron en sus países de origen, un millar de migrantes pertenecientes a la segunda caravana acudieron a la Basílica de Guadalupe, donde esperan obtener ayuda para llegar a la frontera con Estados Unidos.
“Le quiero pedir (a la Virgen de Guadalupe) que me haga el milagro de llegar a Estados Unidos”, dijo a Efe Iris Amaya Ríos, quien salió de su Honduras natal con el ánimo de encontrar un trabajo en el país norteamericano y así ayudar a su familia.
El río de migrantes, conformado por unas 800 personas, de acuerdo con la organización Pueblo sin Fronteras, salió del centro deportivo del este de Ciudad de México que ha servido como punto de descanso para todos los que comenzaron a llegar desde ayer a la urbe.
Con la ayuda de las autoridades de la ciudad, que pusieron a su disposición trenes vacíos del Metro, los migrantes se trasladaron rumbo al norte, para acudir a la misa que se celebra en la Basílica de Guadalupe.
“Somos muchos que sí creemos en la Virgen y en el padrecito, también. Vamos a pedirle para que nos hagan el milagro”, reitera Iris.
Para Eva Rosario Carrillo, llegar a EU es su “deseo”, pero considera que, finalmente, su destino está en manos de Dios.
“Es el sueño de nosotros, cruzar a EE.UU. Si es la voluntad de Dios, está bien; si no es la voluntad de Dios, qué se puede hacer”, expresa esta migrante, quien viene acompañada por sus dos hijos.
Este grupo de migrantes forma parte de la segunda caravana de centroamericanos, que ingresó a México el pasado 29 de octubre, diez días después de la primera, desde Guatemala.
Desde que comenzaron su camino, el mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, ha endurecido su política migratoria e incluso ha firmado una orden presidencial que limita las opciones de los solicitantes de asilo en la frontera con México e impide que esta protección sea concedida a quienes acceden a su país de forma irregular.
Sin embargo, esto no ha frenado a los centroamericanos, quienes confían ciegamente en que Dios “toque el corazón” del presidente y les deje pasar.