Compañía de edición genética modifica animales de granja

Compañía de edición genética modifica animales de granja

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OAKFIELD, Nueva York, EE.UU. (AP) — Vacas que soportan mejor el calor. Cerdos que no pasan por la pubertad. Vacas lecheras sin cuernos. Esos son los animales de granja que están siendo creados por una compañía de edición genética.
Recombinetics Inc., basada en Minnesota, quiere alterar los animales de granja añadiendo y substrayendo características genéticas en el laboratorio. Parece ciencia-ficción, pero la compañía piensa que su capacidad de añadir y substraer genes resultará valiosa en la producción de ganado, donde las vacas lecheras ya son valuadas sobre la base de producción y ubres formadas para ajustarse a las máquinas ordeñadoras.
Pero antes, la compañía tiene que convencer a los reguladores de que los animales con genes editados no difieren de los criados en formas más convencionales. Para hacer la tecnología atractiva y aliviar cualquier temor de que esté creando animales monstruosos, Recombinetics no está comenzando con productividad. En lugar de ello, está introduciendo características genéticas como forma de evitarles sufrimiento a los animales.
"Es una historia mejor”, dice Tammy Lee, directora general de la compañía, basada en St. Paul.
Por ejemplo, los activistas defensores del bienestar animal han criticado desde hace tiempo la forma en que granjeros utilizan pasta cáustica o hierros candentes para cortarles los cuernos a vacas lecheras para que los animales no se causen heridas entre sí. Recombinetics elimina el gen para crecer cuernos, lo que hace el doloroso procedimiento innecesario.
El año pasado, un toro con genes editados por Recombinetics para no tener cuernos fue el padre de varias terneras. Todas nacieron sin cuernos, como se esperaba, y están siendo criadas en la Universidad de California, en Davis. Una vez las terneras comiencen a lactar, su leche será analizada para detectar anormalidades.
Otro proyecto de Recombinetics: cerdos sin pubertad.
Cuando los cerdos machos entran en la pubertad, su carne puede emitir un olor desagradable, conocido como “olor a verraco”. Para combatirlo, los granjeros castran a los cerdos, un procedimiento que según defensores de los animales se suele realizar sin anestesia. Editar los genes para que los cerdos no pasen por la pubertad haría innecesaria la castración.
También en desarrollo están vacas lecheras que pudieran soportar temperaturas altas, para que los animales no sufran en climas calientes.
Recombinetics y otros dicen que las técnicas de edición genética harán lo que han hecho siempre los métodos tradicionales de cría y cruzamiento, excepto que mucho más rápidamente y con la precisión de “tijeras moleculares”. Esperan clarificaciones de las autoridades, pero dicen que la carne y la leche de animales con genes editados no deberían estar sujetas a regulaciones especiales.
La mayoría de las vacas lecheras en Estados Unidos son producto de inseminación artificial por medio de tubos con semen, que son valuados de acuerdo con el linaje del toro y características desarrolladas durante años de cruzamientos tradicionales. Las características producidas por edición genética simplemente serían más caras, dice Recombinetics. Por ejemplo, la característica sin cuernos pudiera añadir entre 3 y 5 dólares a tubos de semen que normalmente costarían 15 dólares.
Una vez que la edición genética sea aceptada por el público, los criadores estarán más interesados en características que incrementen la productividad, dice Lee. Como ejemplo, menciona cerdos con genes editados para tener crías más numerosas.
Con todo, antes de que la comida de animales con genes editados llegue a las mesas, Recombinetics tiene que superar la desconfianza pública hacia la tecnología.
Más allá de las preocupaciones sobre “jugar a ser dioses”, pudiera estar el recordatorio incómodo de cómo la producción moderna de comida trata a los animales, dijo Paul Thompson, profesor de agricultura en la Universidad de Michigan.
"Existe una cuestión ética que ha sido debatida por al menos los últimos 20 años, de si tienes que cambiar el animal o el sistema”, dijo.
El respaldo a la edición genética casi seguramente dependerá también de cómo es usada la tecnología: si es por el bienestar animal, a productividad o la resistencia a enfermedades. En agosto, un sondeo Pew concluyó que 43% de los estadounidenses apoyaban la idea de modificar genética mente a los animales para producir carne más nutritiva.
Las vastas posibilidades son la razón por la que la Humane Society of the United States, una organización defensora de los animales, apoya la edición genética para poner fin a las castraciones de cerdos y el recorte de cuernos de vacas, pero no le da a la tecnología una aprobación total.
"Si editas los genes de pollo para que sea del tamaño de un elefante, eso no es bueno”, dice Josh Balk, vicepresidente del grupo para la protección de animales.
El ejemplo puede parecer absurdo, pero pudiera no estar muy lejos de la imagen que las palabras “animales con genes editados” generan en la mente de muchos. En la película “Rampage”, la edición genética es usada para crear monstruos, incluyendo un lobo gigante que dispara espinas de puercoespín con su cola.
Algunos cuestionan la necesidad de usar una tecnología riesgosa si solamente acelera lo que puede lograrse con cruzamientos convencionales.
Los avances en los métodos convencionales ya han aumentado la productividad de vacas, cerdos y pollos. Actualmente, los productores de leche pueden escoger características generadas por medios tradicionales, como estructura corporal y la eficiencia con la que un animal convierte la alimentación en carne. Semex, una compañía canadiense que produce semen de toro, ya ofrece una opción de vacas con ubres y temperamentos apropiados para las máquinas ordeñadoras.
Y ya existen vacas sin cuernos. Pero Recombinetics dice que hay tan pocas que cruzarlas comprometería características valiosas que ya han sido generadas por cruzamientos en las vacas lecheras.
John Burket, que cría vacas sin cuernos en Pensilvania, dice que esa característica pudiera extenderse rápidamente si se le da prioridad.
Burket no se opone a la edición genética, pero dice que está esperando para ver si tiene buenos resultados.