Niegan fianza a exmilitar acusado de abastecer rifles a narcotráfico

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Una jueza federal en San Antonio, Texas, negó la libertad bajo fianza a José Joaquín Soto Jr., un exsoldado del cuerpo élite de la infantería del Ejército de Estados Unidos detenido la semana pasada acusado de suministrar cientos de rifles de alto poder a un cártel del narcotráfico mexicano.

La jueza federal Elizabeth Chestney negó la fianza a Soto, tras determinar que el acusado de 36 años no solo representaba un riesgo de fuga, sino que es un peligro para el público.

Soto fue arrestado en San Antonio junto con otros tres presuntos cómplices, tras una investigación conjunta conducida por el Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) y agentes del Departamento de Seguridad Nacional.

Soto se unió al Ejército en 2004 y sirvió 11 años, incluso con los Rangers, la unidad de fuerzas especiales de élite, hasta que fue dado de alta con honores en 2015.

Las autoridades federales lo acusan de haberse convertido luego en un proveedor de armas para el cártel del Noreste (CDN), una facción de los Zetas.

"Es un traficante de armas internacional", señaló el subprocurador federal John Gibson al hablar ante la jueza Chestney, y agregó que Soto "es básicamente un empleado del cártel".

Durante la audiencia, el agente especial de Seguridad Nacional, Alfredo Martínez, presentó una parte de la investigación que la semana pasada culminó con el arresto de Soto y tres hombres de San Antonio sospechosos de estar involucrados en una red de tráfico de armas: Derek Quintanilla, Samuel Cárdenas y Alex Bautista.

Quintanilla fue dejado en libertad bajo fianza. Cárdenas y Bautista llegaron a un acuerdo con la fiscalía y fueron liberados también bajo fianza.

Como parte de sus condiciones, acordaron presentarse en futuras audiencias en Corpus Christi, donde todos están acusados de participar en una conspiración para exportar ilegalmente artículos en la lista de municiones y comprar y vender armas sin una licencia.

El agente Martínez testificó que los acusados compraron al menos 225 pistolas y rifles automáticos AK 45 y AR 15 en cuestión de meses, a través de Brian G. Morris, de Yoakum, Texas, quien también convirtió algunos de los rifles en ametralladoras.

Agregó que el grupo obtuvo armas en tiendas de artículos deportivos, en exhibiciones de armas y en otras fuentes. La banda gastó casi 300 mil dólares en la compra de armas de gran potencia y decenas de miles de cargadores.