VIH, mi compañero de viaje en 40 años: fundador de Albergues de México

VIH, mi compañero de viaje en 40 años: fundador de Albergues de México

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A finales de la década de los 70, aún con el calor del movimiento hippie en Estados Unidos y México, un huésped silencioso esperaba dentro de los cuerpos de hombres y en menor cantidad de mujeres, haciendo estragos.

Sin embargo, no tardó mucho tiempo en manifestarse, y a principios de la década de los 80, ese huésped mostró su rostro más crudo, el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) se hizo presente y sacudió a la humanidad.

En México, el virus llegó en 1983, pero no fue hasta 1986 que Renee Arturo García Félix lo conoció, un "niño Polanco" de aquella época que visitaba los antros más famosos de la diversidad sexual, los cuales se ubicaban en Nueva York y Houston, en Estados Unidos, hasta La Lagunilla y La Merced, en México.

Renee Arturo se infectó en 1978, aunque todavía no se sabía de la existencia del VIH, ya convivía con él. Su pareja fue el que mostró síntomas, le realizaron la prueba y lo diagnosticaron positivo, de inmediato le hicieron las pruebas a él y también era portador.

Pero la vida tenía un plan, años atrás y sin saberlo, ya se preparaba para enfrentarlo, se volvió "vagabundo filosófico", lo cual se refiere al autoconocimiento, quería saber quién era y para ello estudió en la escuela de Filosofía en la India, donde estuvo un año y renunció a su profesión de médico, en ese momento el virus aún no existía.

Estudió Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), trabajó en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) 11 años, en general, señala que a él le ha ido muy bien, pero el resto de la población infectada no tuvo su misma serte.

Esa formación previa le ayudó en la manera en que enfrentó el hecho de ser portador del virus, con esta construcción filosófica apegada a la espiritualidad y su profesión, enterarse de su nueva condición no le generó una locura, estaba preparado para afrontarlo.

García Félix llevaba algunos años viviendo en una cabaña, "un nicho de espiritualidad" como lo denomina, en Santo Tomás Ajusco, en la Ciudad de México, cuando se enteró, y aquel nicho que él ya tenía para su autoconocimiento, lo compartió con la comunidad lésbico gay, bisexual y transexual (LGBT) infectada.

Su trabajo en VIH lo integró con la asistencia privada, para acompañar a las demás personas en su misma condición, albergó a la gente con sida que iba a terminar sus días.

En la actualidad, el médico general especializado en Radiología, García Félix, tiene 76 años de edad y 40 años viviendo con VIH, es fundador de Albergues de México, una Institución de Asistencia Privada (IAP) conformada por médicos, psicólogos, terapeutas, vagabundos filosóficos y guías espirituales de diversos credos, quienes se dedican a mejorar la calidad de vida de personas que viven con VIH, o que han desarrollado alguna enfermedad asociada con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida).

"Para que se mantenga al virus tranquilito y sea mi cuate, yo le doy de comer todos los días, somos íntimos, no estoy peleado con él para nada, al contrario, le agradezco porque si yo no estuviera infectado, yo no estaría aquí, así es como la historia se hila", destaca en entrevista con Notimex.

Resalta que está encantado con el virus, porque le ha enseñado a vivir a través de él, porque lejos de ser un estigma para él, y de la sociedad hacia él, es un compañero de viaje.

Nunca ha abandonado el tratamiento, desde el primer momento que recibió el diagnóstico lo ha tomado como corresponde, ya que es una persona disciplinada "por eso estoy aquí, uno, dos, como soldadito".

"El virus existe en el planeta Tierra y ha matado a millones de personas, pero conmigo ha sido muy generoso, eso no quiere decir que el virus sea igual para todo el mundo, sigue habiendo estigma y rechazo, yo mismo cuando recibo la noticia no me acepto, lloro, grito y pataleo".

Hoy día existe el rechazo y el estigma hacia la comunidad lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti e intersexual (LGBTTTI), y hacia los portadores del virus del VIH, como al inicio en la década de los 80, porque es parte de la naturaleza humana, rechazar al estigmatizado y al diferente.

Esto sigue igual, remarca, no ha cambiado, lo único es que hay más grupos, organizaciones civiles, censos de derechos humanos para hablar y comentar sobre el tema, pero la sociedad sigue igual.

Ahora, cuenta con la ermita Ajusco, un hospicio (un servicio que mejora la calidad de vida de las personas con enfermedades terminales, les ayuda aminorar el sufrimiento físico, emocional y espiritual), reciben a personas que necesitan acompañamiento, como él lo necesitó, ese asilo da asistencia a personas que tienen el virus.

La capacidad de la ermita es para 10 internados y ambulatorios los que sean, es una isla, un centro de ecología y espiritualidad, "es hermoso, los invito a que los conozcan", está ubicado en la calle Acueducto sin número, domicilio conocido, Santo Tomás Ajusco, en la alcaldía de Tlalpan.

Durante el primer periodo del hospicio llegaba gente muy mal, algunas personas se murieron, ahora la gente llega mejor o les dan cabida en los hospitales, también regresa a muchas personas a su casa, porque lo único que quieren los familiares es deshacerse de ellos.

"Yo a muchos los mando a su casa, les digo, mire señor agarre al chavo, cuídelo, en ningún lugar va estar mejor que con ustedes", lo hacen porque les causa estigma, vergüenza y lo rechazan, por eso los llevan a la ermita, no se quieren hacer cargo los propios padres la familia, explica.

Por ello, enfatiza en que hace falta mucha educación e información, para sensibilizar a la población y no discriminar, ni estigmatizar, "pero desde hace mucho tiempo no se logra", no sólo en medios de comunicación, sino de persona a persona, hay que mirar a los ojos para ver si te sensibilizo.

Al gobierno le pide que siga apoyando a la población afectada por medio de las instituciones de salud, así como mejores hospitales, apoyar con más programas sobre derechos humanos para hablar sobre el estigma de la comunidad hacia hombres y mujeres.

También llama a sensibilizar más a la población, porque no se ha logrado aún, esto lleva años y es lo mismo.

Mientras que a los jóvenes les recomienda protegerse: "El virus es un mito real que mata, discapacita, enloquece, paraliza cuerpo, mente y espíritu", pero eso no quiere decir que yo no tengan relaciones sexuales, no está prohibido, pero siempre con protección.

Hay que practicar sexo seguro, protegido, usar el condón masculino y femenino, pero siempre con el uso del "hulito", no se debe pretender ser valientes, deben ser generosos consigo mismos y con los demás.

A la sociedad la exhortó a que los acepten, empezando por sus hijos, tíos, que no les cierren las puertas, ya que están necesitados de cariño, amor, no al estigma, "ese hijo te puede enseñar muchas cosas, dale entrada al amor, a la compasión", señala.