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El hashtag #JusticeForZakariya lanzó hoy la campaña “Tormenta global en Twitter” para exigir mañana miércoles a través de la red social justicia para el niño saudita Zakariya Bader al-Jabir, asesinado la semana pasada por ser musulmán chiita con solo seis años de edad.
Un usuario de Twitter posteó este martes el hashtag para iniciar la “Tormenta global en Twitter” las primeras horas del miércoles en varias ciudades del mundo, como Teherán, Bagdad, Toronto, Beirut, Londres, Nueva Delhi, Karachi, Abuja, Houston, Melbourne, reportó la televisión estatal iraní PressTV.
La convocatoria señala que para participar en la campaña se usen simplemente, en horarios específicos, el hashtag #JusticeForZakariya y retuiten los mensajes ya existentes.
Numerosos activistas, grupos de derechos humanos y periodistas a nivel mundial han reaccionado con indignación al asesinato del niño frente a su madre por un taxista, cuando se dirigían al santuario del Profeta Mahoma en la ciudad saudita de Medina, presuntamente por pertenecer a la rama chiita del Islam.
El niño y su madre viajaban el jueves pasado en un taxi de camino a la mezquita y a la tumba del profeta, cuando el conductor detuvo el vehículo en el vecindario de Al-Tilal, descendió y obligó a sus pasajeros a salir.
Enseguida, el taxista rompió un vidrio y usó un pedazo para cortar la garganta del niño y apuñalarlo, mientras que la madre intentaba sin éxito detenerlo hasta que se desmayó, de acuerdo con los reportes.
Previamente el taxista habría preguntado a la madre si eran musulmanes chiitas y, cuando ella respondió afirmativamente, detuvo el automóvil y asesinó al niño, cuyo funeral se celebró el sábado.
El caso ha dado la vuelta al mundo con fotografías del niño en medios y redes sociales, aunque la organización Shia Rights Watch (SRW), que defiende los derechos de los musulmanes chiitas, denunció que las autoridades en Arabia Saudita han guardado silencio.
La rama predominante del Islam en Arabia Saudita es la sunita, que representa alrededor de las tres cuartas partes de la población, y los practicantes de otras como los chiitas sufren persecución.
