De manera privada y acompañado de su esposa, María Eladia Malo, aprovechó su visita a la capital para mirar las 500 obras (entre pinturas, grabados, esculturas, fotografías, mapas e instalaciones) que integran la exposición, de la que opinó: es un “electrocardiograma convulso del corazón de nuestra ciudad”.
“Disfruté muchísimo la exposición, y qué decir del estudio Joaquín Clausell: para mí es nuestra Capilla Sixtina, una de las grandes joyas de nuestra ciudad y también la más desconocida por el público. Es un espacio alucinante y esta última restauración le ha dado un colorido y una dimensión descomunal”, expresó el director de acuerdo a un boletín de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.