Leyenda viva

El músico, cantautor y poeta estadounidense cumple 80 años como icono de la música folk rock

 Nueva York. - El músico, cantautor y poeta estadounidense Bob Dylan, una de las figuras culturales más importantes de todos los tiempos, cumple hoy lunes 80 años de edad aclamado como una leyenda viva del folk rock.

Con una carrera que se mide en 39 discos y 125 millones de copias vendidas, Dylan lleva días recibiendo un aluvión de tributos de los medios de comunicación, pero especialmente de sus seguidores, entre los que cuenta con otros iconos musicales como Patti Smith o Chrissie Hynde, vocalista de The Pretenders.

Smith, que asegura ser su fan desde la adolescencia, le dedicó un show este fin de semana en el festival Kaatsbaan de Tivoli, al norte de Nueva York; mientras que Hynde acaba de lanzar álbum de versiones, “Standing in the Doorway: Chrissie Hynde sings Bob Dylan”.

Entre tanto, diarios de toda la geografía mundial enumeran sus clásicos imprescindibles, estaciones de radio y televisión emiten programas especiales en su honor, y su localidad natal de Duluth (Minesota), da el pistoletazo de salida a un año de celebraciones.

La fascinación es tal que incluso una universidad, la de Tulsa (Oklahoma), tiene un Instituto de Estudios sobre Bob Dylan y estos días celebra un simposio con expertos “dylanólogos” como su principal biógrafo, Chris Haylin, que acaba de publicar “The Double Life of Bob Dylan: A Restless, Hungry Feeling, 1941-1966”.

Además, está pendiente de retorno el “show” de Broadway “Girl in the North Country”, basado en sus canciones, que se estrenó poco antes de que la pandemia forzara el cierre de la meca del teatro en EU. a tiempo para que fuera anónimamente y quedara emocionado, según relató.

Durante el covid-19, aprovechó para lanzar “Rough and Rowdy Ways”, primer disco inéditos en ocho años, que recibió críticas estelares con el estandarte de “Murder Most Foul”, canción que condensa la historia y cultura estadounidenses.

Su calidad como compositor llevó a Dylan a ser el primer músico en ganar el premio Nobel de Literatura, en 2016, por crear “nuevas expresiones poéticas” en la tradición del cancionero americano, probablemente la única distinción controvertida en una larga lista que abarca Grammys, un Óscar y un Pulitzer.

Ausente en la ceremonia de Estocolmo, en su discurso de aceptación seis meses después, el músico explicó que empezó a escribir sus canciones haciendo de la jerga del “folk” su propio vocabulario, pero apoyándose en “sensibilidades” y en “una visión informada del mundo”, que aprendió de clásicos literarios.

Poco dado a las entrevistas, en consonancia con una discreta vida personal alejada de las cámaras, el año pasado reveló a The New York Times: “Las canciones parece que se conocen a sí mismas y saben que las puedo cantar, vocalmente y rítmicamente. Se escriben solas y cuentan con que yo las cante”.

Antes de convertirse en símbolo cultural, Bob Dylan fue Robert Zimmerman, el hijo de unos comerciantes judíos que en el año 1961 decidió dejar sus estudios universitarios y mudarse del pueblo minero de Hibbing, en Minesota, donde creció, a una vibrante ciudad de Nueva York que le ofrecía futuro artístico.

En la Gran Manzana acabó convirtiéndose en uno de los nombres más célebres del ecosistema creativo que poblaba y daba vida al barrio del Greenwich Village, fue fichado por el productor Bob Johnton para Columbia Records y en 1962 publicó su primer álbum, “Bob Dylan”.