Nueva York. - La cantante Lila Downs acaba de publicar su disco “Al chile”, un aluvión de ritmos para “gozar”, para que la gente sienta “esas cosas que sentimos cuando comemos chile”, pero también para denunciar el trato que reciben los migrantes que llegan a Estados Unidos al cruzar desde México.
“Creo que lo van a gozar, me gustaría que sintieran esas cosas que sentimos cuando comemos chile, que es lo picante, es el ardor, es la alegría, es el sudor y es el sufrimiento: Es todo eso. Me gusta pensar en cómo nos encanta hacernos sufrir y lo disfrutamos”, asegura Downs.
RITMOS
Con un raudal de energía pese a los compromisos promocionales, Down, cuenta que, en este disco, donde los ritmos folclóricos como el corrido mexicano o la cumbia colombiana se mezclan con sonidos electrónicos, decidió cantarle al chile.
“Las cosas de comer son sagradas, tienen su almita, en este disco decidí cantarle y hablarle al chile”, cuenta la mexicana, quien ha querido jugar también con el doble sentido de las palabras, porque en su tierra hablar al chile “es hablar directo, sin ninguna hipocresía, sin ninguna vuelta ni diplomacia para nada”.
Es por eso que en uno de los temas -publicado por Sony- interpreta “Clandestino” (1998), el éxito del cantante hispano-francés Manu Chao, en el que se solidariza con migrantes, sobre todo de África, que pierden la vida en el estrecho de Gibraltar.
En su versión, les canta a los que dejaron la vida entre Tijuana y Bagdad y traslada la canción sobre todo a Latinoamérica y a su México natal haciendo referencia a los guerrerenses, oaxaqueñas o chiapanecas que buscan una vida mejor en Estados Unidos y denunciado las condiciones en los centros de detención, sobre todo la de los menores.
SHOWS
“Ahora más que nunca es un tema difícil entre nuestros países y, más que nada, la humanidad hacia los niños, creo que eso es un pecado grave, castigar a los niños, me parece muy serio”, dice la cantante que en esta canción asegura: “Si no peleamos por los niños qué será de nosotros”.
La gira de presentación de su nuevo trabajo arrancará en Stanford, el miércoles y desembarcará en España el 21 de junio en Pontevedra, para viajar a Barcelona y a Madrid, antes de volver de nuevo a Estados Unidos.