Ciudad de México. - Brillo, una voz única de rebeldía y su autenticidad han sido la marca oficial de la mexicana Paulina Rubio, la incansable “Chica Dorada” que este jueves cumple 50 años con una larga trayectoria a su espalda.
Las polémicas y el éxito han ido de la mano de la cantante mexicana. Su voz ronca y su acento españolizado le han dado un toque particular e inconfundible no solo a su música, sino a su imagen.
“Paulina es un personaje importante no solo de la música, sino en general de la cultura pop de nuestro país y de Hispanoamérica”, asegura el analista y crítico musical Noé Mercado. Y entre sus logros más grandes se encuentra el posicionamiento internacional de éxitos en español y vigencia por casi 40 años de trayectoria artística.
“Hoy es muy fácil hablar de que un cantante se pueda dedicar a la música en nuestro idioma, pero no siempre fue así, hubo artistas que abrieron esa brecha y Paulina es una de ellas. Ella nos ayuda a entender el ahora de nuestro estatus musical del ámbito pop e incluso rock”, explica Mercado.
Nacida en la Ciudad de México en 1971, Paulina Rubio encontró su vocación a muy temprana edad. Hija del abogado Enrique Rubio y de la reconocida actriz Susana Dosamantes, Paulina vio en los reflectores su destino con tan solo diez años. Rubio creció frente a las cámaras y su transición a la pubertad está documentada.
Tanto ella como sus compañeros de Timbiriche marcaron los años 80 y principios de los 90 en Latinoamérica y sentaron las bases para que Rubio se convirtiera en la auténtica Chica Dorada, como se la apodó artísticamente.
Esto se afianzaría gracias a su rubia cabellera, sus vestuarios brillantes y sus constantes alusiones al oro y a los lujos que se anunciaban en sus portadas del comienzo de su carrera en solitario. La polémica se instaló en su vida desde el inolvidable pleito físico que vivió en el escenario junto a Thalía, en el que ambas cantantes terminaron agarrándose de los cabellos cuando formaban parte de Timbiriche.