PREMIO CERVANTES 2024

UN GENIO DE LO INCLASIFICABLE, ÚNICO EN SU ESTILO, CON UNA EXTENSA Y PREMIADA OBRA QUE HA SITUADO SU NOMBRE ENTRE LOS GRANDES DE LAS LETRAS HISPANAS

MADRID. - Considerado un renovador del realismo subjetivo de la literatura en español, Álvaro Pombo es ante todo un genial autor inclasificable, único en su estilo, con una extensa y premiada obra que ha situado su nombre entre los grandes de las letras hispanas.

Galardonado este martes con el Premio Cervantes 2024, Álvaro Pombo y García de los Ríos (Santander, 1939) es un poeta y novelista y también un ensayista tardío, ya que publicó su primer ensayo, una obra sobre la religión, con más de 80 años.

Académico de la RAE, intelectual de vanguardia y comprometido políticamente -con un sueño imposible de unir a la derecha y la izquierda-, fue una de las primeras personalidades en hacer pública su homosexualidad en España.

Sus narraciones están llenas de humor, costumbrismos y simbolismo dentro de una tradición arraigada en su gusto por los clásicos de la filosofía y la literatura.

Licenciado en Filosofía por la Universidad de Madrid, Pombo es Bachellor of Arts por el Birberk College de Londres.

Pombo es un autor muy premiado por obras como ‘Donde las mujeres’, que obtuvo el Premio Nacional de Narrativa de 1997; ‘La cuadratura del círculo’, Premio Fastenrath de 2001, o ‘El cielo raso’, Premio Fundación José Manuel Lara.

Para Pombo, en la actualidad el desinterés es “el núcleo de todo”: “Podemos dejar que las cosas se vayan a la porra, que las relaciones se deterioren, o podemos hacer una especie de cosa ambigua, pero las circunstancias contemporáneas favorecen mucho esta situación de falta de sustancia en las personas, de falta de compromiso”.

También ha tratado en alguna de sus novelas la homosexualidad, como en ‘Cielo raso’, eso sí, desde la espiritualidad religiosa. Y en ‘Contra natura’, que aborda el tema de las relaciones sentimentales de dos homosexuales.

En agosto de 2023 bromeaba con su edad -ahora tiene 85 años- y aseguraba que su carrera no había terminado aún, porque le quedan “historias por contar”, aunque reconocía que no sabía “si muchas”.

Y con ese marcado humor negro, señalaba que cuando se muriera -”dentro de nada” porque aseguraba tener ya “un pie en la sepultura”-, habrá un recuerdo de su poesía: “Estoy casi deseando morirme para verlo desde el otro mundo”.