CIUDAD DE MÉXICO. - Desde que Sam Smith interpretó “Stay with my”, la primera canción de su repertorio en el Palacio de los Deportes, se le vio sorprendido por la abrasadora bienvenida de su público mexicano, que lo recibió entre gritos que envolvieron desde el primer segundo a Smith.
La emoción continúo para su segunda canción de la noche, “I am not the only one”. Pero donde el cantante se quebró definitivamente fue al finalizar “Like i can”. Ahí fue donde el Sam Smith soltó las lágrimas por la emoción que los capitalinos le hicieron sentir
“Los amo a todos” dijo ante el ambiente, de 22 mil personas que no paraban de alentar con gritos y levantando las manos para saludar a su artista favorito: “Solo quiero decir desde el fondo de mi corazón gracias, muchas gracias, México, el momento es hoy, estoy muy emocionado”, agregó Sam para continuar con su repertorio.
Emulando a la ópera rock, o a bandas como Pink Floyd, o artistas más recientes como Taylor Swift, Sam Smith dividió su concierto en tres actos. El primero de ellos fue su faceta más vulnerable, donde lloró, agradeció, e incluso mostró nerviosismo ante sus fans.
Pero la intensidad fue escalando, y apoyado en una escultura dorada de 12 metros que descansó en el escenario, Sam Smith fue haciendo que lo tierno, se volviera cada vez un performance más sensual.
El vestuario de esta primera fase fue un corsé, tacones muy altos, pero sin dejar de lado el bigote, expresiones que no suelen verse juntas, pero que para Smith no entienden de género.
Y antes de dar paso al siguiente acto, el público se ahogó más y más en gritos que duraban más de 30 segundos al finalizar cada canción, sobre todo cuando Smith fue al suelo, movió las caderas, y se arrastró con movimientos sensuales, levantando las piernas como pateando al aire, la sensualidad comenzaba a reinar cada
vez más.
La inocencia del inicio del concierto quedo completamente atrás, y con “I feel love”, el pudor ya no tenía lugar en el Palacio de los Deportes, donde incluso los bailarines se dieron besos entre ellos.