‘Swifties’ viven su día mágico en el Estadio de Wembley

Entre fuertes medidas de seguridad, Taylor Swift regresó a Londres

LONDRES. - Más de 90.000 personas esperaron impacientes el día de ayer para ver en concierto a Taylor Swift en los alrededores del Estadio de Wembley, completamente blindado por los agentes de seguridad tras la reciente cancelación de sus shows en Viena por una amenaza terrorista.

La cantante estadounidense regresa a Londres, en la que será la última parada de su gira europea, con cinco shows previstos desde este jueves y hasta el próximo 20 de agosto, tras su breve paso a finales de junio con tres fechas adicionales, y la capital británica -a la que tantas veces referencia en sus canciones- se ha rendido a los pies de ‘Miss Americana’.

Al llegar a la estación de Wembley Park, los seguidores fueron recibidos por un gran mapa del metro de Londres en ‘versión Taylor’, donde las paradas son temas de la artista y están marcadas con un corazón aquellas partes de la ciudad mencionadas en sus letras mientras al fondo el mítico campo de fútbol proyectaba el cartel promocional de la gira intermitentemente.

Sombreros de cowboy, kilos de purpurina y decenas de conjuntos en honor a cada una de las “eras” discográficas de la artista marcaron la vestimenta de los ‘swifties’ asistentes al concierto, que se acercaron hasta el lugar del evento con varias horas de antelación y aprovecharon la espera para intercambiarse entre sí las célebres “pulseras de la amistad” en un ritual entre sagrado y festivo.

Otra decena de seguidores hacía cola para tratar de fotografiarse junto a las escaleras laterales de acceso al estadio -ahora renombradas como las escaleras ‘swiftie’ y cubiertas con varios murales con la cara de la artista- bajo la atenta mirada de varios agentes de seguridad.

Conforme se fue acercando la hora del concierto, las medidas de seguridad también fueron en aumento y los policías se cercioraron de que nadie que no tuviese una entrada permaneciese en los alrededores de Wembley, incluido un artista callejero o “poeta torturado” -en referencia al último álbum de Swift- que, cabizbajo, recogió su máquina de escribir tras ser rodeado por cuatro agentes. Porque el show debe continuar, le pese a quien le pese.