Cancelaciones de conciertos de Taylor Swift en Austria

Repercusiones de la amenaza de atentado en conciertos de Taylor Swift

VIENA (AP) — Las entradas para los conciertos de Taylor Swift en Viena están agotadas. Cientos de euros, si no más, gastados en vuelos y hoteles. Decenas de miles de Swifties, ataviados con brazaletes de la amistad hechos en casa, apesadumbrados por las cancelaciones de tres presentaciones de la gira Eras en Austria después de que las autoridades frustraran un aparente plan de atentado.

Funcionarios de seguridad austriacos dijeron que dos jóvenes querían cometer un ataque fuera del estadio, matando a tantas personas como fuera posible usando cuchillos o explosivos de fabricación propia.

Los organizadores del concierto dijeron que respaldaban su decisión, diciendo que esperaban hasta 65.000 fans dentro del estadio Ernst Happel en cada concierto y hasta 30.000 espectadores afuera, donde las autoridades dijeron que los sospechosos planeaban atacar.

El lugar estaba vacío el jueves por la mañana, fuera de medios de comunicación filmando en el exterior. Pero más tarde en el día, en Corneliusgasse, una pequeña calle a sólo 5 kilómetros (3 millas) del estadio, los fans acudieron en masa para intercambiar brazaletes de la amistad y lamentarse por las cancelaciones. Se reunieron allí específicamente porque el nombre de la calle es similar a "Cornelia Street", el nombre de una canción de synth-pop contemplativo incluida en el álbum de Swift "Lover" de 2019.

El título hace referencia a una calle del Greenwich Village de Nueva York, donde Swift alquiló un apartamento de lujo en 2016 y que los fans ahora visitan para tomarse selfies. "Y espero nunca perderte, espero que nunca termine", canta en el tema. "Nunca volvería a caminar por la Cornelia Stret".

Swift no ha hablado públicamente sobre el complot ni sobre los conciertos cancelados. "Taylor Nation", una página verificada de Instagram que se cree que es administrada por su equipo, volvió a publicar el anuncio de la promotora del concierto, Barracuda Music, en una historia que solo fue visible durante 24 horas. Su cuenta principal no había publicado nada hasta el momento.

Ambos sospechosos parecían estar inspirados por el grupo Estado Islámico y Al Qaeda, dijeron las autoridades. El principal sospechoso, de 19 años, también había publicado un juramento de lealtad en línea al actual líder del grupo Estado Islámico, dijeron las autoridades. Los nombres de los implicados no fueron revelados de acuerdo con las reglas de privacidad austriacas.

La noticia sacudió a los seguidores de la superestrella, muchos de los cuales recurrieron a las redes sociales para expresar su tristeza por la cancelación. En la red social X, algunos lamentaron meses de esfuerzos ahora desperdiciados para elegir atuendos para los conciertos y hacer brazaletes de la amistad. Los brazaletes de cuentas, que suelen llevar letras y títulos de las canciones de Swift, suelen intercambiarse entre los fans.

Otros rogaron en internet por entradas para los próximos conciertos de Swift. Se espera que actúe en el estadio londinense de Wembley en cinco conciertos entre el 15 y el 20 de agosto para cerrar la etapa europea de su gira Eras.

El alcalde de Londres, Sadiq Khan, dijo que la capital y la policía habían aprendido lecciones de un ataque en el noroeste de Inglaterra en 2017, cuando un atacante suicida mató a 22 personas en un concierto de Ariana Grande en la Arena Manchester, por lo que se mantienen en pie los planes de esas presentaciones.

La noruega Karoline Pedersen, quien ya vio a Swift en mayo en un show en Suecia, había planeado ir a su concierto en Londres, pero ahora tiene dudas, a pesar de que la policía dice que el complot austriaco no tiene ningún vínculo con Reino Unido.

"No es agradable tener que mirar por encima del hombro. Me enfurece que un concierto como este, en el que millones de chicas han dicho que realmente se sienten seguras, se convierta en un lugar de miedo", dijo Pedersen a NRK.

Algunos fans estadounidenses han viajado al extranjero haciendo "turismo de gira", un patrón que surgió durante la gira mundial Renaissance de Beyoncé, después de notar que las restricciones más estrictas sobre las tarifas de boletos y las reventas en Europa hacían potencialmente más barato ver a Swift en el extranjero que cerca de casa.

Andrew Strauss, de 34 años, y su madre, Alison Strauss, de 62, se enteraron del complot el miércoles mientras tomaban una copa de vino en el bar del aeropuerto de Nueva Jersey cuando su teléfono "comenzó a explotar".

"Pensé, ´espera, ¿por qué todas estas personas me envían mensajes de texto con emojis de corazones rotos?´", dijo a The Associated Press desde Viena el jueves. Y luego entré en Twitter y miré a mi mamá y pensé: ´Creo que el concierto está cancelado´".

El par estaba en un vuelo directo a Austria y se podía ver cómo otras personas se enteraban de la noticia, dijo.

Si bien ya ha visto a Swift en concierto, su madre no lo ha hecho. El concierto era el comienzo de unas vacaciones europeas con otros miembros de la familia, por lo que decidieron seguir adelante con sus planes. Aun así, sabían de otra fan que se bajó de su avión en un aeropuerto de Nueva York.

"De hecho, estoy desconsolada", dijo Alison Strauss. "Quiero escribirle y decirle: ´Este fue un gran evento de madre e hijo. ¿Puedes conseguirme entradas en Estados Unidos para uno de los conciertos?´".

Ambos dijeron que todavía apoyan a Swift y creen que los organizadores del concierto hicieron lo correcto.

"No está en su naturaleza poner a nadie en peligro", dijo Alison Strauss. "Y tocar tres conciertos con entradas agotadas es probablemente demasiado para arriesgar".

La admiradora de noruega Marie Hov Aanæs dijo a la emisora noruega NRK que estaba decepcionada, pero que entendía la situación.

"En realidad, estamos muy agradecidos de que la seguridad se haya reforzado lo suficiente como para que pudieran impedir esto", dijo Aanæs a NRK.

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Dazio reportó desde Berlín y Kirka desde Londres. Los periodistas de The Associated Press Geir Moulson y Kirsten Grieshaber en Berlín; Jan M. Olsen en Copenhague, Dinamarca; y Maria Sherman en Nueva York contribuyeron a este despacho.