MADRID- A sus 69 años y con una larga carrera de éxitos -y de fracasos- a sus espaldas, Kevin Costner ha decidido arriesgarlo todo por un gran sueño: contar su versión de la conquista del Oeste en ‘Horizon’, un gigantesco proyecto de cuatro partes, la primera de las cuales se estrenó el día de ayer.
Para costear las dos primeras entregas, el actor ha hipotecado sus cuatro casas, como explicó en la presentación de su proyecto en el pasado Festival de Cannes, donde contó divertido que, si esto sale mal, sus siete hijos se quedarán sin hogar y tendrán que buscarse la vida.
En aquel momento no quiso desvelar la cifra invertida, pero en una reciente entrevista con la revista estadounidense GQ reconoció que se ha gastado 38 millones de dólares, que es todo lo que tiene. Para un total de 100 millones, que es el presupuesto de la producción de las dos primeras partes.
Son las dos que ya están acabadas y que se estrenan este verano. La primera este viernes y la segunda está prevista para mediados de agosto.
‘Horizon: An American Saga’ supone el regreso de Costner a la dirección veinte años después de ‘Open Range’ (2003) y lo hace con una historia en la que llevaba pensando al menos desde 1988, pero para la que le ha costado mucho encontrar la financiación, de ahí que finalmente decidiera hacerse también productor.
Tanto le obsesionaba el personaje principal, al que él interpreta, que decidió poner su nombre -Hayes- a uno de sus hijos, que con 15 años ha debutado como actor en este filme de su padre con un pequeño papel.
La primera parte de ‘Horizon’ cuenta, en tres horas, varias historias que se desarrollan a finales del siglo XIX en diversas partes del oeste de Estados Unidos, que se van cruzando.
Casi tres horas de metraje que parecen el piloto de una serie de televisión que introduce poco a poco los personajes: una mujer (Sienna Miller) y su hija que pierden a su marido e hijo en un ataque de los apaches; otra mujer (Jenna Malone) que trata de matar al padre de su hijo y en cuyo caso se ve implicado un vaquero (Costner) o un soldado (Sam Worthinton) que ayuda a los nuevos colonos.
Una película que para el actor y director es “exactamente lo que quería” que fuera, pero que ha recibido críticas negativas desde su estreno en Cannes.