En una sociedad donde la salud mental se ha convertido en una preocupación creciente, las soluciones alternativas y complementarias para combatir la ansiedad y la depresión están ganando terreno.
Una reciente investigación respaldada por la Universidad de Harvard ha revelado que el simple acto de abrazar a un perro puede tener un impacto significativo en la salud emocional, especialmente en mujeres que buscan alivio del estrés y la tristeza.
Los perros han sido durante siglos compañeros leales de los seres humanos. Su capacidad para brindar afecto incondicional, junto con su naturaleza intuitiva para detectar el estado emocional de las personas, los convierte en un poderoso recurso terapéutico. El Estudio de Salud de Enfermeras de Harvard encontró que tener y apegarse a un perro está asociado con una disminución de los síntomas de depresión y ansiedad, ofreciendo una posible vía terapéutica natural para mujeres de mediana edad y mayores, qué enfrentan estas condiciones, sobre todo para aquellas que han sufrido abuso infantil.
Un vínculo que alivia el dolor
El Estudio de Salud de Enfermeras, que comenzó en 1976 y cuenta con más de 280.000 participantes, analizó la relación entre el apego a las mascotas y la salud mental en 214 mujeres, de las cuales la mayoría eran sobrevivientes de abuso infantil. Los resultados fueron claros: un mayor apego a los perros se asoció con una reducción significativa de la ansiedad y la depresión.
La investigación también destaca diferencias entre perros y gatos. Mientras que los perros mostraron un fuerte impacto positivo en la salud mental de sus dueñas, no se observó el mismo efecto con los gatos.
Beneficios de tener un perro
Mejora la salud cardiovascular: Tener un perro reduce el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares hasta en un 31%.
Aumenta la actividad física: Los dueños de perros caminan más y son más activos en general, lo cual reduce el riesgo cardiovascular.
Reduce el estrés: Acariciar o jugar con un perro activa el sistema nervioso parasimpático, lo que genera una sensación de relajación.
Fomenta hábitos saludables: Cuidar de un perro proporciona un sentido de propósito, algo crucial para el bienestar mental.
Protege la salud cognitiva: Tener un perro está asociado con una mejor cognición en la vejez.
Facilita la vida social: Pasear a un perro fomenta interacciones sociales, reduciendo el aislamiento.
Ayuda a la resiliencia: Los perros pueden ayudar a las personas a superar experiencias difíciles y a encontrar consuelo en momentos de dolor.
¿Cómo aprovechar al máximo los beneficios terapéuticos de un perro?
Tener un perro como compañero puede ser una experiencia transformadora. Para aprovechar al máximo los beneficios terapéuticos de la compañía canina, Harvard sugiere dedicar tiempo de calidad a interactuar con la mascota. Abrazos, caricias y juegos son formas simples pero efectivas de fortalecer el vínculo emocional y disfrutar de sus efectos calmantes.
Para las mujeres que ya tienen perros, crear una rutina diaria que incluya momentos de afecto puede ser clave para reducir los niveles de ansiedad y depresión. Mientras que para quienes aún no tienen una mascota, considerar la adopción de un perro puede ser una inversión en su salud emocional a largo plazo.
Las soluciones alternativas y complementarias están ganando terreno
Apegarse a un can pueden disminuir la ansiedad: Harvard
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