CIUDAD DE MÉXICO, junio 15 (EL UNIVERSAL).- Se sabe que muchas personas en todo el mundo basan su rutina de cada mañana en iniciar su día bebiendo una taza de café para despertar y recobrar fuerzas para rendir al máximo en el trabajo, escuela, o cualquier ocupación.
El efecto de la cafeína en el organismo provoca que el sentido de alerta aparezca y sea capaz de activar todo el cuerpo, a pesar de ello, la respuesta del organismo puede variar dependiendo de la hora en que se ingiere la infusión.
Por ello, investigadores de la Universidad de Sheffield en Estados Unidos, se dieron a la tarea de investigar cuál es el mejor momento del día para beber café y aprovechar de mejor manera los efectos de la cafeína.
Por más que muchos piensen que la mañana es la mejor hora para beber café, se ha descartado esta opción, pues los estudios revelaron que al despertar, el cuerpo deja de producir melatonina (la hormona del sueño), para comenzar a producir cortisol (la hormona del estrés), la cual durante este periodo se encuentra en sus niveles más altos para ayudar a enfrentar todos los retos que habrá en el día.
El cortisol, es una respuesta natural del cuerpo al estrés y al juntarlo con la cafeína podría provocar que el cuerpo baje sus niveles de producción de esta hormona durante las mañanas si registra, los mismos niveles por ingerir café.
Así que el estudió determinó que la mejor hora para beber café es entre 9 y 12 del día, mínimo dos horas después de despertar, dejando que el cortisol actúe de forma natural en el organismo, para despertar y ponerse en alerta.
Si una taza en la mañana no es suficiente, otro horario recomendado para recargar energía es después de comer, esta técnica es conocida como "coffee nap" y consiste en tomar una pequeña dosis de café para mejorar la productividad.
Además de estimular el sistema nervioso central, la cafeína también genera otros efectos en el organismo como:
Es un potente diurético, quiere decir que ayuda al cuerpo a deshacerse del agua y el exceso de sal en el organismo al aumentar la orina.
Aumenta la acidez en el estómago, por lo que suele generar malestar estomacal.
Aumenta la presión arterial.