Estrés crónico daña el cerebro y provoca problemas físicos especialista

 La investigadora del Instituto de Neurobiología de la  Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Teresa Morales Guzmán señaló que el estrés crónico causa envejecimiento prematuro del cerebro, excita las neuronas hasta la muerte, puede provocar problemas cardiovasculares y otros relacionados con sistemas inmunológico y nervioso.

Durante su participación en la XIV Semana del Cerebro, organizada por el Instituto de Fisiología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) en un comunicado señaló que al responder al estrés el cuerpo libera cortisol y a corto plazo esta hormona esteroidea ayuda al cerebro a contender con la emergencia y aumenta la liberación de dopamina.

Al impartir la conferencia “El estrés nuestro de cada día”, en la Unidad de Seminarios de la BUAP, mencionó que a largo plazo la disminuye, además de que en exceso el cortisol se relaciona directamente con la depresión.

Teresa Morales indicó que el cerebro adulto genera nuevas neuronas en áreas específicas como el hipocampo (proceso conocido como neurogénesis); sin embargo, el estrés o el cortisol crónicos disminuyen la tasa de neurogénesis en esta región del cerebro.

La especialista de la UNAM dijo que en cuanto al sistema cardiovascular, el estrés crónico o intenso puede provocar ataques cardiacos, arterosclerosis e infartos.

Añadió que el sistema inmune, por su parte, puede ser dañado de tal forma que se produzcan alergia, asma y enfermedades autoinmunes, además de que hay más susceptibilidad a infecciones.

En el sistema nervioso central causa depresiones, ansiedad, insomnio y fobias, y otros problemas como diabetes, colitis, fatiga crónica, fibromialgia, eczema y úlceras.

La investigadora destacó que muchas veces son las situaciones imaginarias las que también contribuyen a la generación del estrés crónico, lo cual podría agravarse hasta convertirse en una enfermedad.

Morales Guzmán subrayó la importancia de reconocer la presencia del estrés en la vida diaria y entender que las personas lo experimentan de diferente manera.

Hay que saber interpretar las señales, aceptar lo que no se puede cambiar y llevar a cabo actividades que permitan hacer sentir mejor a las personas, además de buscar apoyo familiar y profesional, de ser necesario, sentenció.