En la vida cotidiana la memoria juega un papel fundamental, ya que permite retener y recuperar información constantemente. Un estudio reciente de la Universidad de Harvard ha confirmado que existen ciertos hábitos que pueden mejorar significativamente nuestra memoria. Estos hábitos no solo fortalecen nuestra capacidad de recordar detalles, sino que también promueven la salud cognitiva a largo plazo.
Visualizar la información
Lisa Genova, doctora en Neurociencia y autora de "Recordar: la ciencia de la memoria y el arte de olvidar", sugiere que una de las mejores formas de recordar datos es crear imágenes mentales. Este proceso convierte la información en recuerdos más sólidos, ya que el cerebro responde bien a lo visual. Escribir recordatorios, usar palabras clave o colores llamativos pueden ayudar a fijar los detalles de manera más efectiva.
Según la especialista, las personas con una imaginación activa tienden a tener mejor memoria. Agregar elementos creativos y sorprendentes a lo que queremos recordar facilita que la información se grabe en la mente. Imagina situaciones únicas o imposibles para hacer que los recuerdos sean inolvidables.
Asociar con experiencias personales
Relacionar información con experiencias o emociones propias fortalece el vínculo entre lo aprendido y los recuerdos personales. Nuestro cerebro prioriza las conexiones emocionales, lo que facilita la retención de datos cuando los asociamos con nuestra vida.
Buscar la emoción
Las experiencias cargadas de emoción son más fáciles de recordar, ya que activan áreas clave del cerebro como la amígdala. Al involucrar nuestras emociones en el proceso de aprendizaje, aumentamos las probabilidades de retener la información.
Estos hábitos proporcionan una estrategia efectiva para mejorar la memoria y proteger la salud del cerebro a lo largo del tiempo. Implementarlos en la vida diaria no solo fortalece la memoria, sino que también ayuda a prevenir el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento.