Países Bajos alerta de la falta de un límite legal universal en los bancos de esperma

Imane Rachidi 

La Haya, 18 ago (EFE).- Los ginecólogos neerlandeses han pedido a los bancos de esperma daneses, que suministran a muchas clínicas de todo el mundo, establecer un límite a la cantidad de hijos que puede engendrar un donante de semen a nivel global para prevenir donaciones masivas y casos de incesto entre personas nacidas por donación de esperma. 

En Países Bajos, los donantes de esperma pueden engendrar un máximo de 25 niños en doce familias en total, una medida destinada a prevenir el incesto y la endogamia entre los hijos nacidos de esos tratamientos con semen donado, pero ni todos los países tienen este límite (un donante danés puede tener cientos de descendientes), ni esto se ha cumplido siempre en las propias clínicas neerlandesas, lo que ha protagonizado numerosos escándalos.

Los ginecólogos del grupo de trabajo de donación de la Sociedad Neerlandesa de Obstetricia y Ginecología (NVOG) han solicitado a sus colegas en Dinamarca que establezcan un límite global a la cantidad de niños nacidos por donación de esperma que pueda tener un donante, puesto que la ausencia de esta condición a nivel mundial es "problemática", según publicaron en el diario neerlandés De Volkskrant. 

Las mujeres pueden recibir en Países Bajos tratamientos con esperma de donantes extranjeros en diez de las trece clínicas de fertilidad del país, y pueden recibir espermas principalmente de bancos comerciales de Dinamarca, que suministran a muchas clínicas en el mundo y admiten semen de donantes extranjeros.

Los candidatos a padres recurren a los bancos comerciales en Dinamarca porque las listas de espera en Países Bajos son largas y tampoco pueden seleccionar al donante, lo que sí es posible en los bancos daneses, que no son muy transparentes con los números. 

Los ginecólogos neerlandeses también quieren que los futuros padres y el propio donante de esperma puedan averiguar cuántos niños han nacido por inseminación con el semen del donante en cuestión, y cada niño debe saber, si quiere, cuántos medio hermanos tiene y cuáles son sus orígenes, independientemente del país donde se produjo la donación de esperma.

ESCÁNDALOS 

El pasado abril, un tribunal neerlandés ordenó a Jonathan M., un donante de esperma de 41 años que admite tener al menos 550 hijos biológicos, dejar de proporcionar su semen a futuros padres para proteger a los niños de las "consecuencias psicosociales negativas" que tiene tener "cientos de medios hermanos que no eligieron".

"En esencia, este caso trata de derechos fundamentales en conflicto. Por un lado, el derecho a la intimidad de padres e hijos de donantes, protegido por el artículo 8 la Convención Europea de Derechos Humanos, y, por otro lado, el mismo derecho del donante. El tribunal es de la opinión de que los intereses de los niños nacidos por donación y sus padres superan el interés del donante a continuar donando esperma a nuevos futuros padres", determinó la Corte.

Le fue fácil eludir las normas porque las clínicas neerlandesas no comparten datos entre ellas y no hay información sobre acuerdos que se alcanzan a nivel privado entre interesadas y hombres que ofrecen su esperma a través de plataformas online y redes sociales, algo que también usó Jonathan M. para donar semen en diferentes países. 

En la audiencia, la acusación aseguró que las acciones de Jonathan M. son peligrosas, "dado el riesgo científicamente probado de endogamia, incesto y consecuencias psicosociales negativas para los hijos nacidos por donación", y obstaculiza la libertad sexual de los "hijos" porque deben comprobar si una posible pareja no es un hermanastro suyo.

Jonathan M. invocó su "derecho a decidir libremente si seguir donando esperma" y defendió que no estaba "actuando por interés propio, sino de los futuros padres, a quienes quiere ayudar", negando así que esto "perjudique" a esos niños y sus padres.

"Me presentan como si fuera una especie de toro rabioso con un impulso procreativo. No lo soy. No creo en la evolución, sino en la creación", se defendió.

Además de este caso, se identificaron en Países Bajos al menos diez ginecólogos que usaron su semen sin conocimiento de las mujeres que querían quedarse embarazadas en sus clínicas de fertilidad. Uno de ellos es Jan Karbaat, con 81 hijos confirmados. O el ginecólogo Jan Wildschut, que engendró al menos 47 niños.

El último caso salió a la luz en noviembre pasado. Un neerlandés, que murió recientemente de un cáncer de esófago, donó su esperma a mujeres con las que contactó a través de internet y habría engendrado al menos 80 niños en Países Bajos.