No todo lo que se envía para reciclaje encuentra una segunda vida. A pesar de que muchas personas tienen la buena intención de gestionar sus residuos de manera adecuada e intentan ayudar al medio ambiente desde sus hogares o negocios, la realidad es que existen ciertos elementos que presentan procesos muy complejos.
A lo largo de esta nota, conocerás la lista de todo aquello que puede y que no puede no reciclarse, con el fin de que lleves a cabo un plan de acción eficaz y contribuyas a un cambio real, en beneficio del mundo.
¿Por qué no todo se recicla igual?
Uno de los principales problemas es la falta de una infraestructura en centros de reciclaje. El plástico de un solo uso o los textiles contaminados, por ejemplo, son reciclables, sí, pero su manejo requiere de instalaciones especializadas que no están disponibles en cualquier sitio.
Además, no todos los materiales tienen el mismo valor: mientras que el papel y el cartón se reciclan con éxito debido a la alta demanda de productos reciclados y la sencillez de su procesamiento, los plásticos complejos, como los envases de múltiples capas, no siempre encuentran compradores.
Por supuesto, también se necesita fortalecer la cultura del reciclaje y que tanto empresas, como instituciones y autoridades gubernamentales, establezcan un vínculo de trabajo conjunto que facilite la creación de campañas de concientización para mantener a las personas informadas, o la adquisición de contenedores de basura en venta que permitan la separación de residuos en puntos específicos de las urbes.
El esfuerzo individual sí cuenta, no obstante, las acciones a gran escala son las que realmente pueden crear una revolución.
El papel y el cartón tienen una tasa de reciclaje superior al 65%, debido, en gran parte, a tres motivos: la sencillez de su procesamiento, la disponibilidad de las tecnologías empleadas para su gestión y la alta demanda de los productos ya reciclados.
Por un lado, lo que se busca es mejorar los sistemas de recolección y clasificación para garantizar que los elementos lleguen en buen estado a las plantas de reciclaje; por el otro, también se pretende combatir la deforestación y el uso de recursos naturales, pues cada tonelada de papel reciclado, evita la tala de árboles, ahorra agua y baja el consumo energético.
Ahora bien, algo importante a señalar, es que no todos los residuos de papel y cartón se abordan de la misma forma: aquellos contaminados con alimentos o sustancias peligrosas no son aptos para el reciclaje.
La clave para garantizar que todo se lleve a cabo de la mejor manera, es que los lugares que manejan grandes volúmenes de papel, como las oficinas públicas o las empresas privadas, implementen medidas de separación aprovechando soluciones de calidad como las que ofrece Econtenedores. La medida se alinea con las metas globales de sostenibilidad y refuerza la necesidad de realizar prácticas más responsables en el control de residuos.
Vidrio: ¿por qué pasa desapercibido?
El vidrio es uno de los pocos materiales que pueden reciclarse indefinidamente sin que pierda la calidad; sin embargo, no es algo tan común y, en varios casos, termina siendo desechado y condenado a un destino de descomposición que tarda siglos.
A lo explicado, se le suma el hecho de que la infraestructura para su procesamiento se encuentra menos extendida que la de otros materiales, como el papel o los metales, pero poco a poco, se han ido tomando medidas para cambiar esta situación.
Uno de los retos principales, es que se rompe con facilidad y contamina otros elementos, de ahí es que se deriva la insistencia de colocar depósitos especiales donde los residuos de vidrios sean abundantes, como restaurantes u hospitales.
El reciclaje es una oportunidad para reducir los costos asociados con los residuos debido a que el proceso en el que el vidrio se ve involucrado, requiere menos energía en comparación con la producción de vidrio nuevo.
En México, el reciclaje de metales ha sido una práctica común durante años, ya que tienen un mayor impacto en la economía circular. En el caso del aluminio, se le considera de los más valiosos por su capacidad de ser reciclado sin deterioro; además, se estima que reciclarlo exige un 95% menos de energía que se necesitaría para producirlo de nuevo.
En cuanto al acero, otro material viable para ser reciclado, encuentra aplicaciones en sectores tan diversos como la construcción de infraestructuras y maquinaria, y la manufactura de vehículos. Al procesarlo, se reduce la extracción de minerales y, asimismo, se disminuyen las emisiones de carbono, característica que lo convierte en una opción muy solicitada.
A pesar de que algunos tipos de plástico se reciclan con éxito, una buena parte termina desperdiciado, o, peor aún, en los océanos. Su complejidad radica en los distintos tipos que existen: como el PET, uno de los que más se logra reciclar, utilizado en botellas, envases y otros plásticos de un solo uso, caso contrario los de múltiples capas, empleados en empaques de alimentos, por ejemplo.
Muchas organizaciones que promueven el reciclaje y la sostenibilidad, están presionando para que se reduzca su uso en el mundo y se implementen políticas que fomenten el uso de alternativas biodegradables o compostables.
Inversiones en plantas de reciclaje más avanzadas, capaces de procesar plásticos difíciles, y campañas de concienciación, igualmente juegan un papel de enorme valor, pero para poder ver resultados, es necesario un trabajo constante y la participación de todos, sin excepción.
La proliferación de la llamada "moda rápida" ha provocado que los residuos textiles crezcan de manera alarmante. Si bien tienen un gran potencial para ser reutilizados, menos del 15% de ellos se reciclan a nivel global.
Por desgracia, una cuantiosa cantidad termina en la basura, pues aquellos que han sido teñidos o tratados con productos químicos, complican aún más su proceso para una segunda vida.
Es urgente que la industria de la moda trabaje en soluciones, que se promuevan centros de acopio enfocados en la recolección de textiles y que se impulse la reutilización de prendas, aun cuando los esfuerzos parecen ser insuficientes para frenar el crecimiento de estos residuos.
¿Cuál es la situación de los dispositivos electrónicos?
Cada año, toneladas de residuos electrónicos o e-waste, conformados por teléfonos, computadoras, electrodomésticos y más, no están recibiendo un tratamiento pertinente, incluso cuando algunos poseen materiales reciclables, como metales preciosos (oro, plata, cobre) y plásticos: al final, solo una pequeña fracción es rescatable.
Como es de imaginar, no es del todo sencillo incorporar prácticas especializadas con mano de obra que desmonte los componentes y separe lo útil de lo peligroso, como las baterías de litio y otras sustancias tóxicas, pero sí es muy necesario.
Al no atravesar un manejo correcto, estos residuos pueden liberar compuestos que contaminan el suelo, el agua y amenazan la salud pública. Las soluciones inmediatas que se han implementado mientras se trabaja de forma alterna en regulaciones de control de e-waste, es el establecimiento de puntos de recolección y campañas educativas que guíen a las personas cuando deban desechar algún artefacto.
Conocer los materiales enlistados es solo el primer paso hacia un reciclaje más consciente, entendiendo que cada uno tiene su propio ciclo y sus propios retos. Al final del día, lo que se debe hacer es tomar responsabilidad de las acciones que están a nuestro alcance y solicitar condiciones más sostenibles para nuestra comunidad y para el mundo en el que vivimos.