CIUDAD DE MÉXICO, octubre 22 (EL UNIVERSAL).- Todas las personas podemos pasar por diferentes situaciones en las que nuestros pensamientos pueden ponernos al borde de situaciones de angustia o ansiedad. Esto se debe a que el cerebro humano es tan complejo que la forma de reaccionar ante ciertos estímulos no se presenta de la misma manera, y en algunos casos puede afectar la calidad de vida.
Cuando se habla de ansiedad, se la concibe como una reacción normal y saludable que se activa ante una amenaza o un peligro. Sin embargo, la ansiedad se convierte en un trastorno cuando esta reacción se activa en situaciones habitualmente no amenazantes/peligrosas o de manera persistente, hasta el punto que interfiere de manera importante en la vida de las personas, remarca la Universidad de Barcelona (España).
Cuando los niveles de ansiedad interrumpen con frecuencia otras funciones humanas y cuando producen un padecimiento excesivo, o un estado de incomodidad permanente, se tiene que accionar con urgencia con algún profesional de la psicología, destacan desde la Universidad Nacional de Rosario (Argentina).
En este marco, el psicólogo Rubén Casado se refiere a la ansiedad, pero la aborda desde dos conceptos que relaciona con animales. El profesional indica que en un cuadro de ansiedad las personas pueden tener una mente de mono y un cerebro de vaca, destacando que el primero hace referencia a la anticipación mental de situaciones de catástrofe o peligro, mientras que el segundo concepto da cuenta de las vueltas que muchas veces damos a todo.
El experto en psicología hace referencia a una ansiedad generalizada en la que la mente está siempre en alerta y puede mantener a las personas tensionadas y bajo preocupación. Casado explica que todo ese ruido que la cabeza nos presenta siempre está y es necesario aprender a escucharlo y dialogar.
En toda ansiedad, explica el profesional, se presenta la mente de mono y el cerebro de vaca por lo que es indispensable buscar la salud mental para calmar esos ruidos que lo único que hacen es perjudicar nuestra calidad de vida. Casado pone el foco en dos ejes que colaboran con la salud mental: la actividad física y la alimentación.
El psicólogo aconseja caminar entre 40 y 45 minutos por día y llevar una alimentación en la que prioricemos productos que aporten vitaminas A, C, D y del grupo B, además de ácido fólico ya que son nutrientes que colaboran con la producción de neurotransmisores y la regulación del estado de ánimo.