La presencia de un bulto en el seno o la axila es el signo más común de cáncer de mama, sin embargo existen otros que a las mujeres no las hace sospechar que tienen esta enfermedad.
Algunas de ellas descuben la presencia de células cancerosas en sus senos cuando acuden a realizarse una mastografía de rutina, o porque presentan otros signos y síntomas menos comunes.
De acuerdo a un estudio británico que se presentó en 2016, en el que participaron más de 2 mil 300 mujeres con el padecimiento, 83 por ciento buscó atención médica debido al descubrimiento de un nódulo en el seno.
En otras mujeres, los signos y síntomas que las alertaron respecto a que algo andaba mal fueron otros, como anomalías en el pezón (secreción o deformación del pezón), dolor en la mama o en la espalda, y pérdida de peso no intencional.
Este tipo de cáncer también puede provocar cambios en la piel del seno, en el pezón o en la areola, por ejemplo, hoyuelos y hendiduras (de apariencia similar a la cáscara de la naranja), engrosamiento, enrojecimiento, descamación, comezón e hinchazón, con o sin la presencia de un bulto.
Estos cambios pueden atribuirse a otros tipos de cáncer más raros, como la enfermedad mamaria de Paget o a un tipo poco común pero agresivo de este cáncer conocido como cáncer de mama inflamatorio, indicó Lonzetta Neal, especialista de la Clínica para Diagnóstico Mamario de Mayo Clinic.
Puede también, haber un sarpullido en la piel de apariencia similar a la mastitis, o infección del tejido mamario que suelen tener las mujeres que amamantan, por lo que, si aparecen granitos y pequeñas ronchas o enrojecimiento en el seno y no se está amamantando, hay que acudir de inmediato al médico.
Durante los ciclos menstruales los senos tienden a volverse más sensibles o granulosos, se le conoce como cambios fibroquísticos que no se relacionan con cáncer y pasan una vez terminado el ciclo.