Analfabetismo emocional

cuentología cale agundis

¿Han escuchado del analfabetismo emocional? Ándele pues, yo tampoco. Pero déjenme contarles, “queridoz hermanoz” (sí, así con z, que es muy español), que existe un fenómeno curioso: hay personas que parecen estar hechas de aire. A veces, se les conoce como “ghosters”, esos que desaparecen de nuestras vidas como un mago en un truco de ilusionismo. ¡Puf! Te mandan un mensaje un día y al siguiente, zas, no hay ni rastro.

Ahora, no se engañen, estos fantasméenos no lo hacen porque estén ocupados viajando a un retiro espiritual en las montañas; más bien, suelen llevar un equipaje emocional un tanto pesado. Imagina que, de pequeños, en lugar de recibir amor y atención, recibieron una lección maestra de desapego. Quizás fueron hijos de papás ausentes, y ahora, cuando intentan conectar, su corazón se pone a temblar como gelatina en terremoto.

Este “analfabetismo emocional” implica que no saben cómo leer sus propios sentimientos ni los ajenos. Es como si tuvieran un libro de emociones en un idioma que no entienden. Así que, en lugar de comunicarse, optan por la técnica del ninja: escapan.

Reflexionemos un momento: ¿qué pasaría si, en lugar de ghostear, se atrevieran a enfrentar sus miedos? Tal vez descubrirían que sentir no es tan aterrador como parece. Al final, cada uno de nosotros tiene una historia, y en lugar de huir, podríamos aprender a compartirla. Así que, queridos amigos, la próxima vez que se encuentren con un fantasma, ofrezcan una linterna. Puede que solo necesiten un poco de luz para encontrar el camino.