Aceptamos el llanto con resignación y la aceptación por los que han partido. La vida nos sigue llegando y sorprendiendo por sus momentos de luz y de sombras. Se siguen escribiendo historias, forjando silencios, creando sonrisas y seguimos sumergidos en el intento de fundar nuevos retos. La sangre sigue circulando por la palabra dejando latidos en cada frase, lágrimas en cada recuerdo, vivencias extraordinarias, proyectando promesas. En este año 2025 vi mucho y dije muy poco, el matiz de mi espíritu cambió de gama muchas veces porque mis pupilas sabían suficiente. Pero yo amigos, desconozco las leyes del espíritu. Pues divaga por mi pensamiento una serie de sentimientos y sensaciones para escribir lo que no puede hablar… De la impotencia hablaré después.
Copiosa, inmensa, abundante, cuantiosa resulta la vida, misma que no entiendo porque algunos insisten en vivir con violencia, y al decir violencia, no hablo solo de agresión física… hablo también de la traición, el abuso, la burla, la mentira, el robo, la indiferencia y la manipulación. Que podrían ser las siete pestes más peligrosas del globo terráqueo. ¡La raza humana! A los que cada cambio y cada proyecto causa asombro. Mi rauda idea muda me causa taquicardia. Y aunque soy un simple mortal y solo vivo al paso del tiempo, todas mis notas son limpias y aunque no perfectas, trato de ser inspiración para alguien con mi teorema, que quizás sea cual paloma mensajera. Quitando a unos la venda de los ojos, dejando a otros, la intensión de comenzar nuevamente sin seguir las leyes de la vida: Más libres, más seguros, más auténticos… y más leales, por supuesto. Cae el año 2025. Termina otro desafío. Pido la venia al cielo para que en el 2026 tu respiración se equilibre, tu noción de frutos exquisitos y para que tu existencia “rime” con tu hermosa presencia.
Cale Agundis ®?