Las letras en la familia Villoro, son una constante desde la abuela materna, así lo manifestó la poeta Carmen Villoro en entrevista exclusiva con Pulso, después de la presentación de su poemario “Liquidámbar”, editado por Mantis Editores y presentado el pasado fin de semana en la Sala Francisco de la Maza del Museo Cossío.
“Liquidámbar”, es un homenaje póstumo a su padre, pero también contiene la influencia de su hermano Juan Villoro, de su padre el filósofo Luis Villoro, y de su abuela potosina María Luisa Toranzo de Villoro; quien también se dedicó a la escritura muchos años y murió en la capital del país.
A partir de una visita realizada al poblado de Oventic, en el estado de Chiapas, organizado por los zapatistas, donde el padre de la autora también viajaba mucho los últimos 20 años de su vida y se conmovió mucho por lo que realizó el Ejercito Zapatista. Cuando muere, las cenizas de su padre se depositaron en un árbol llamado “Liquidámbar”.
“Fui a conocer ese árbol y a encontrarme con ese árbol y lo encontré bello, fuerte y radiante, lleno de ofrendas y bordados. Es como un amor muy grande el que le tienen los indígenas a mi papá en ese lugar, y a partir de esa visita surgió este poemario que presentó por primera ocasión en San Luis”, comentó la poeta.
La conmoción, fue el detonante para poder escribir los textos de este poemario, en el regreso después de visitar el árbol donde se resguardan parte de las cenizas de su padre; la escritora realizó el primer poema y de ahí fueron surgiendo los demás. En un diálogo constante con la memoria de su progenitor.
Su madre también estudió letras, y desde niña, escuchaba los relatos que les leía su madre a ella y a su hermano Juan Villoro. Por lo que la poeta, afirma que también hay familias mexicanas así, dedicadas a las letras. “Son pasiones que se transmiten de generación en generación”, comenta.
“Mi abuelita, María Luisa Toranzo de Villoro, también era una apasionada a las letras, los libros de ella me traen muchos recuerdos. Vivió unos años en España, y regreso a México y murió en la Ciudad de México. Pero siempre nos contaba de su origen potosino en la Hacienda de Cierro Pietro”, concluyó la poeta.