En la Casa Museo Manuel José Othón la artista Celina Tayde inaugura su exposición “La catrina y unos cuates” el lunes 21 de octubre a las 19:30 horas.
Esta actividad es parte del programa ya típico “Todos los lunes son de palique” en la casa museo. Celina es una artista pictórica y plástica, su colección de dibujos despoja a sus protagonistas de las características físicas y los retrata como esqueletos o calaveras, en un homenaje a las tradiciones ancestrales de México.
Estas obras reflejan el profundo respeto que los mexicanos sienten por la muerte y una relación cultural de largo tiempo, que la acepta como parte de la vida. En lugar de temerle, la tradición celebra la muerte a través de festivales vibrantes llenos de alegría y color. Las piezas de Tayde capturan esta esencia, presentando figuras esqueléticas no como sombríos recordatorios de la mortalidad, sino como un símbolo de la muerte.
Esta representación se alinea con el Día de Muertos de México, donde la muerte no se ve como un final sino como una transición, fomentando una conexión entre los vivos y sus antepasados en una atmósfera festiva. El uso de calaveras por parte de Tayde rinde homenaje a estas antiguas costumbres, simbolizando la creencia de que los muertos siguen siendo parte de la comunidad viva a través de recuerdos compartidos.
La Catrina es un símbolo fundamental del Día de Muertos en México porque representa una crítica social y una personificación de la muerte. Creada por el grabador mexicano José Guadalupe Posada a principios del siglo XX, la figura original de la Catrina, llamada “La Calavera Garbancera”, era una crítica a los indígenas que aspiraban a adoptar las costumbres europeas, olvidando sus raíces.
Con el tiempo, el muralista Diego Rivera popularizó la imagen de la Catrina en su obra “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, consolidando su asociación con la muerte en la cultura mexicana y Celina con sus colecciones de dibujos sigue preservando este valor cultural. En el contexto del Día de Muertos, la Catrina refleja la actitud mexicana hacia la muerte de verla con humor y sin temor.
Su presencia en altares, desfiles y celebraciones es un recordatorio de que, al final, todos somos iguales ante la muerte, sin importar el estatus social o las apariencias. Esta tradición de honrar a los muertos con respeto y alegría se fusiona con la visión que la Catrina ofrece de la muerte como parte de la vida misma, así Tayde hace honor a la vida y la muerte siguiendo la tradición.