DOS MIRADAS DEL FOTOPERIODISMO ALEMÁN

Exposición “Zeitsprung. Salto en el tiempo”, de Erich Salomon & Barbara Klemm y curada por Andreas Rost

La exposición “Zeitsprung. Salto en el tiempo” de Erich Salomon & Barbara Klemm y curada por Andreas Rost, traza un diálogo entre dos épocas del fotoperiodismo y reflexiona sobre el poder de la imagen como testigo del tiempo.

Hasta el 28 de noviembre, la Galería del Primer Piso del Teatro de la Paz alberga la exposición Zeitsprung es traída por el Instituto para las Relaciones Culturales con el Exterior Institut für Auslandsbeziehungen (IFA). La muestra propone un diálogo entre dos figuras esenciales del fotoperiodismo alemán, separadas por medio siglo, pero unidas por una misma ética de la mirada.

El título, Zeitsprung “salto en el tiempo”, funciona como un puente entre los inicios del fotoperiodismo moderno, representados por Erich Salomon (1886–1944), y su última gran etapa analógica, encarnada por Barbara Klemm (n. 1939). En conjunto, las imágenes revelan cómo ha cambiado la forma de narrar la historia a través de la fotografía, pero también cómo persisten los dilemas de quien observa, interpreta y da testimonio del mundo.

“Por un lado, la exposición muestra los comienzos del fotoperiodismo como hoy lo conocemos, con Salomon; y por otro, su final analógico con Klemm, la última gran fotoperiodista en trabajar sin digitalización”, explica el curador Rost. “Ya nunca volverá a ser como fue el fotoperiodismo, porque con la era digital abandonamos esa idea de la imagen como testigo fiel”.

ERICH SALOMON 

Erich Salomon fue uno de los fundadores del fotoperiodismo alemán. Jurista de formación y apasionado de la fotografía, revolucionó la prensa de su época con su cámara Ermanox, que le permitió trabajar en interiores sin flash. Esa discreción le dio acceso a los salones del poder político y cultural de la Europa de entreguerras. Su estilo, íntimo pero respetuoso, le valió el sobrenombre de “El rey de la indiscreción”, acuñado por el ministro francés Aristide Briand.

Salomon fotografiaba a políticos, diplomáticos y artistas en momentos de relajación o diálogo, cuando bajaban la guardia, ofreciendo al público una mirada inédita de la autoridad. Su obra no sólo documentó la historia, sino que capturó su atmósfera: los gestos, silencios y tensiones que acompañaban las decisiones del mundo. Deportado y asesinado en Auschwitz en 1944, su legado sigue siendo una referencia ética y estética del periodismo visual.

BARBARA KLEMM 

Por su parte, Barbara Klemm fue testigo de la Alemania dividida y de su posterior reunificación. Trabajó durante más de tres décadas en el Frankfurter Allgemeine Zeitung, siempre en blanco y negro, sin flash y en formato analógico, registrando escenas políticas y sociales con una mirada humanista y paciente. Su interés, decía, estaba en “documentar cosas que todos pueden ver si quieren, pero que no notan realmente en su vida cotidiana”.

Sus fotografías trazan la historia contemporánea alemana: las revueltas estudiantiles, las manifestaciones, los encuentros políticos, pero también la vida común en calles, fábricas o plazas. “Las personas ocupan un lugar central en mis fotografías”, ha dicho Klemm, quien aprendió del arte de su padre, el pintor Fritz Klemm, a componer con la sensibilidad del trazo y la luz. Reconocida con premios como el Leica Hall of Fame y la Cruz del Mérito Federal, su obra forma parte de la memoria visual de Alemania.

ANDREAS ROST 

Para Andreas Rost, Zeitsprung no busca resolver las tensiones entre autoridad e intimidad, sino dejar que el espectador construya su propia lectura: “La fotografía se reserva la función de simplemente mostrar. No tiene que ofrecer respuestas; sólo provocar que la gente mire con atención”.

REFLEXIÓN SOBRE LA ERA DIGITAL

La exposición también plantea una reflexión sobre la era digital y la sobreproducción de imágenes. “Hoy, cuando las fotos se generan con inteligencia artificial, la pregunta ya no es si una imagen es real, sino qué nos ofrece una fotografía”, señala Rost. “Una foto capta una singularidad: un instante irrepetible que la inteligencia artificial no puede reproducir”.

En ese sentido, Zeitsprung es más que un “salto temporal”: es una invitación a mirar con conciencia. Las más de ochenta fotografías que componen la muestra, organizadas en ejes temáticos como política, vida pública y migración, establecen un diálogo entre dos formas de mirar la historia: la del siglo XX que buscaba documentar, y la del XXI que intenta comprender.

En tiempos en que todos somos productores de imágenes, Zeitsprung recuerda que fotografiar y mirar sigue siendo un acto de responsabilidad, de memoria y de asombro.