El arquitecto del papel, Shigeru Ban, Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2022

OVIEDO, España (EFE).- El arquitecto del papel, el cartón o el bambú, el japonés Shigeru Ban, pionero en la construcción de edificios sostenibles y en el diseño de viviendas temporales en zonas afectadas por catástrofes, fue galardonado este jueves con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia, un galardón al que optaban 36 candidaturas de 17 países. 

El jurado que le concedió el premio destacó de Ban su trabajo, "guiado siempre por valores humanitarios y con la contribución del voluntariado, que ofrece el ejemplo de una arquitectura sostenible con empleo de materiales reciclados que ha merecido un amplio reconocimiento internacional".

ARQUITECTO DEL PAPEL

Nacido en Tokio en 1957, se formó en el Instituto de Arquitectura de California del Sur (EE.UU.) y en la Escuela de Arquitectura Cooper Union de Nueva York, donde se licenció en 1984, y tras trabajar para el prestigioso Arata Isozaki, con apenas 28 años fundó su propio estudio en su ciudad natal. 

Desde el principio mostró interés por explorar materiales de construcción básicos, principalmente el cartón, e, inspirado por los tubos de este material que se amontonaban en su propio estudio, comenzó a experimentar con su resistencia para usarlo en construcciones.

En 1986 utilizó este tipo de cilindros para una exposición del diseñador finlandés Alvar Aarto en el MoMa (EE.UU.) y le seguirían varias estructuras de cartón en Japón, el pabellón nipón para la Expo de Hannover de 2000, construido totalmente con material reciclable o la catedral de cartón de Nueva Zelanda.

Otro de sus proyectos estrella es la sede del Centro Pompidou-Metz en Francia, inaugurado en 2010, una espectacular construcción de planta hexagonal cuyo tejado ondulado de madera sostiene una membrana textil translúcida que aúna belleza y eficacia.

PROYECTOS HUMANITARIOS

Premio Pritzker de Arquitectura en 2014, Ban fundó la ONG Voluntary Architects Network, con la que ha construido viviendas en zonas afectadas por desastres en Haití, Japón, China, India, Turquía, Italia y Filipinas.

Se hizo mundialmente famoso en los años 90 del siglo XX a raíz de su intervención en Ruanda, donde diseñó viviendas temporales para los refugiados de la guerra civil de ese país, con una nueva tecnología: los tubos de papel.

El terremoto de Kobe (centro de Japón) en 1995 supuso otro de los grandes desafíos humanitarios del arquitecto. Más de 6.000 personas fallecieron por el seísmo y cientos de miles quedaron sin hogar para las que diseñó casas temporales que se podían ensamblar en apenas seis horas con cartón, sacos de arena y cajas de plástico recicladas. 

Esos edificios de bajo coste marcaron un hito en la llamada arquitectura humanitaria y posteriormente utilizó el mismo patrón en emergencia en distintos países como Turquía (1999), India (2001), Sumatra (Indonesia), en 2004 o Sichuan (China) en 2008.

Entre sus proyectos humanitarios más recientes destaca su intervención en Haití tras el seísmo de enero de 2010, donde construyó medio centenar de viviendas provisionales para familias de Puerto Príncipe con la ayuda de estudiantes de la Universidad de Santo Domingo.

PREMIO PRINCESA DE ASTURIAS DE LA CONCORDIA

Esa trayectoria llevó a Ban a obtener el último de los ocho Premios Princesa de este año y se convierte además en el quinto japonés premiado en todas sus ediciones tras el científico Sumio Iijima (Investigación Científica y Técnica en 2008), el diseñador de videojuegos Shigeru Miyamoto (Comunicación y Humanidades en 2012), los Héroes de Fukushima (Concordia en 2011) y la astronauta Chiaki Mukai (Cooperación Internacional en 1999). 

El año pasado fueron reconocidos con el galardón de la Concordia el cocinero español José Andrés y su ONG World Central Kitchen. Previamente fueron distinguidos, entre otros, los sanitarios españoles por su trabajo ante la pandemia, la ciudad polaca de Gdansk, la Unión Europea, Manos Unidas, Unicef, los héroes de Fukushima, Adolfo Suárez, Hussein de Jordania o Stephen Hawking.

El galardón está dotado con la reproducción de una escultura diseñada por Joan Miró -símbolo representativo del galardón-, un diploma acreditativo, una insignia y 50,000 euros (52,500 dólares).