EMILIO SIERRA

REALIZA EL CORTOMETRAJE “RÉQUIEM POR UN AMOR”

Emilio Sierra es un joven de 25 años, originario de Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí, que ha tenido un recorrido multifacético en el ámbito artístico. 

Desde su infancia, ha explorado diferentes disciplinas, como la danza folclórica y la fotografía, pero fue durante su etapa universitaria cuando realmente empezó a enfocarse en el cine y el teatro.

Al comenzar su formación académica, se inscribió en una licenciatura en administración que luego cambió a finanzas. Aunque disfrutaba de sus estudios, no sentía la pasión que anhelaba. Fue a través de actividades que había por parte del Tecnológico de Monterrey, donde encontró un espacio para canalizar su interés artístico a través de la compañía de revista musical. Este entorno le permitió participar en varios musicales y asistir a talleres de actuación, lo que despertó su deseo de actuar y crear.

Su amor por el cine se intensificó a través de experiencias significativas, como el impacto que tuvo en él la película “Roma”, de Alfonso Cuarón.

Al ver esta producción, Emilio se sintió profundamente conmovido por la representación de la maternidad y la vida familiar en México, lo que le generó una nostalgia por una época que no vivió, pero que sintió a través de la pantalla. 

A lo largo de su experiencia universitaria, Emilio comenzó a realizar cortometrajes, algunos en colaboración con amigos. Uno de sus primeros trabajos fue un experimento con un compañero, y otro fue un proyecto personal que abordó temas de salud mental, en especial depresión. Estas creaciones no solo le sirvieron como ejercicios artísticos, sino que también se convirtieron en formas de catarsis personal.

CREA Y EXPLORA SU AMOR POR EL SÉPTMIMO ARTE

Después de completar su licenciatura en finanzas, Emilio decidió que quería dedicarse plenamente al cine y el teatro. Ha trabajado en teatro independiente y ha colaborado con amigos en proyectos que exploran experiencias personales. Actualmente, se encuentra en su primer semestre de estudios en teatro y actuación en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde busca seguir desarrollando sus habilidades artísticas.

A lo largo de su camino, Emilio ha tenido la fortuna de conocer a personas que comparten su pasión por el cine. Uno de estos encuentros significativos fue con Paula Tello, productora del Centro de Capacitación Cinematográfica, quien le brindó la oportunidad de aprender más sobre la industria. 

Esta conexión lo ha llevado a formar parte de un grupo de colaboradores con intereses similares, que le brinda la oportunidad de seguir creando y explorando su amor por el cine.

EL CINE Y EL TEATRO, VÍAS 

PARA EXPRESARSE Y CONECTAR 

CON EL MUNDO.

Emilio siente que el cine y el teatro son sus vías para expresarse y conectar con el mundo. La necesidad de crear y compartir sus emociones a través de estas disciplinas ha sido una chispa constante en su vida, y sigue buscando oportunidades para crecer y explorar su creatividad. 

Sierra ha estado en un camino emocionante en el mundo del cine, especialmente tras su conexión con Paula Tello, quien lo invitó a un rodaje. En este rodaje de un videoclip musical en San Luis, conoció a Juan José Domínguez, mejor conocido como Juanjo, que fungía como productor. Juanjo invitó a Emilio como asistente de dirección en un cortometraje titulado “Desastre” y así comenzó su complicidad para crear juntos. 

Entre conversaciones y borradores finalmente, presentó su guion “Réquiem por un amor” a Juanjo, quien al leerlo vio su potencial y reunió a un grupo de artistas jóvenes para llevarlo a cabo adecuadamente. Esta colaboración marcó un punto de inflexión en su relación, convirtiéndolos en amigos y socios en un proyecto que promete ser significativo del cine.

CAPTURAR Y DOCUMENTAR LA ESENCIA DE SU ABUELA

Este contexto de amor y preocupación llevó a Emilio a escribir el guion, su objetivo al dirigir el proyecto es capturar y documentar la esencia de su abuela mientras aún tiene la oportunidad de hacerlo, llevando su profundo amor y el miedo a perderla a un guion, buscando explorar estos sentimientos y darles forma a través de la narrativa cinematográfica.

A medida que Emilio nota es que el registro de memoria de su abuela se desvanece, ella empieza a relatar repetidamente historias de su infancia, destacando una anécdota sobre su padre y una coca-cola. Este ciclo narrativo inspiró al autor a plasmar estos recuerdos en una obra visual, buscando conservar la esencia de su abuela.

La conexión emocional con el equipo fue fundamental, todos los involucrados tenían experiencias familiares que les permitieron empatizar con la temática. 

La dirección de fotografía, liderada por Ivana Briano, se convirtió en un elemento clave para traducir las ideas en imágenes concretas y se comenzaron a tomar decisiones colaborativas sobre el casting, porque para Emilio era importante incluir a la abuela y al tío en los roles, ya que se centra en la relación madre e hijo, teniendo en cuenta que fuera lo menos invasivo para los dos. 

REPARTO Y ESCENARIO

Finalmente formaron parte del reparto su tío y abuela, así como su casa que fue elegida como el escenario principal, añadiendo una capa de intimidad al proyecto. Se buscó un lenguaje visual que reflejara la soledad de la protagonista, utilizando técnicas como encuadres que la mostraban pequeña frente a su entorno.

Durante el rodaje del cortometraje, el director se enfrentó a la compleja tarea de dirigir a su abuela, quien padece desorientación. Al inicio, al darle instrucciones simples, su abuela se confunde y olvida lo que debe hacer, lo que provoca preocupación en el equipo sobre cómo proceder así que decidieron cambiar su método de rodaje.  

UN PROYECTO GALARDONADO

Este proceso no fue solo es un reto artístico, sino también un viaje emocional para Emilio, quien busca representar la realidad de su abuela mientras establece una conexión profunda con ella. La experiencia se convierte en una mezcla de creación cinematográfica y exploración de la relación familiar. 

El proceso de filmación del cortometraje fue emocional y desafiante, la cercanía y el apoyo durante la grabación ayudaron a la abuela a regresar a la realidad tras momentos difíciles, lo que permitió que las emociones fluyeran auténticamente en la pantalla. 

El director destacó la importancia de la generosidad de sus colegas que apoyaron el proyecto que resultó ganador al Premio del Público en la onceava edición del Festival Internacional de Cine de San Luis Potosí, así como parte de la Selección Oficial de Cortometraje Mexicano del Festival Internacional de Cine de Monterrey en su edición número veinte.