Nueva York, 16 mar (EFE).- Organizar un festival como el que llena de flamenco varios escenarios de Nueva York durante casi tres semanas es algo "vertiginoso", según ha explicado a EFE el director del certamen, Miguel Marín, ya en la recta final de esta ronda de recitales en la Gran Manzana que comenzó el 1 de marzo.
Lo cuenta en una entrevista en la que recuerda que el festival tiene su germen en su propia experiencia vital, ya que estuvo ocho años viviendo en esta ciudad, donde descubrió su afición por este arte musical: "Fue una fascinación, y descubrí el impacto que tenía el flamenco en el público aquí en Nueva York, en una época en la que apenas había".
Recuerda que solo se producían, de vez en cuando, actuaciones del "gran maestro" Paco de Lucía, pero casi ningún otro artista había llegado a en Estados Unidos, por lo que él mismo, estudiante de Administración de Artes Escénicas, comenzó a preguntarse qué podía hacer y empezó "a traer algunos espectáculos sueltos".
Al ser actuaciones aisladas y ser "tan grande" la ciudad de Nueva York, "el problema es que se perdían y no tenían repercusión", de modo que pensó en "organizar algo importante para que tuviese impacto en la ciudad", y nació el primer festival en 2001, con Carmen Linares, Manolo Sanlúcar, María Page y Farruquito.
La repercusión en prensa de referencia
Una página entera en el New York Times aquel año decía ´Misión cumplida´, la de traer el flamenco a la Gran Manzana", algo que "fue la señal de que había un camino por ahí para recorrer", que era lo que buscaban.
"El camino recorrido ha sido alucinante", con cada año una previa y críticas en el periódico. "Creo que somos el evento que más presencia hemos tenido de todo lo que son las artes escénicas de España", afirma su director.
Explica que en Estados Unidos "hay flamenco en muchos sitios, pero es flamenco de marca blanca, no real", y no representaba la motivación de los artistas en España, de modo que ideó, como también hace en Londres cada año, "una ventana a la realidad creativa que hay en este momento".
Marín echa en falta más ayuda de la administración pública y lamenta que la Junta de Andalucía "dijera hace tiempo que no tenían competencias en el tema internacional" y dejara de apoyar económicamente el evento.
"Uno se pregunta: ¿qué tienes que hacer después de 23 años, para que haya un apoyo estable y sólido", asegura el responsable del evento, que sí cuenta con apoyo del Ministerio de Cultura, de la Fundación SGAE y del Instituto Cervantes y de Acción Cultural.
Con vistas a 2026
Sin embargo, Marín prefiere mirar hacia adelante, con la vista puesta en junio para desembarcar en Londres y con el festival de Nueva York de 2025 casi listo.
"Ya estamos comenzando a pensar cosas para 2026", afirma, a la vez que subraya el intenso trabajo para que el festival no tenga pérdidas, ya que necesitan un porcentaje muy alto de ocupación para poder cubrir gastos.
Asegura que su forma de medir el éxito es sencilla: "Sabemos que el trabajo está funcionando cuando veo el teatro en pie", sentencia.
Su satisfacción es total cuando ve "que los teatros se llenan, cuando el artista se va contento y cuando realmente ves el impacto que tiene en Nueva York", además de "cuando el público sale sorprendido diciendo ¿esto qué es?". EFE
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