Hábitat nocturno

Anoche soñé con el monte, por fin, podía leer las figuras en la piel de una salamandra. En el sueño podía tocar su fuego de dragón, sin quemarme. A las 6:00 a.m. sonó el despertador junto con mi temblor. Todo fue una falacia, como siempre, aún saboreo entre los dientes el aliento matutino y apestoso de mi mortalidad.