Una vez escrito
tan solo una palabra
sembrada
hunde la respiración,
agota la tristeza
al ser descubierta,
por esos ojos
dispuestos a observar
y descubrir
la fortuna
de la amistad.
Una vez escrito
tan solo una palabra
sembrada
hunde la respiración,
agota la tristeza
al ser descubierta,
por esos ojos
dispuestos a observar
y descubrir
la fortuna
de la amistad.