Los moai, las conocidas y enigmáticas esculturas de piedra de la Isla de Pascua, atraen a miles de turistas cada año, muchos de ellos por las especulaciones sobre un fantasioso origen extraterrestre, lo que está lejos de la realidad.
A veces alentados por programas sobre seres extraterrestres en la televisión, los visitantes de esta isla chilena recorren con detención los “ahu”, las plataformas ceremoniales donde eran ubicadas estas esculturas realizadas con la piedra “toba lapilli” en una cantera del volcán Rano Raraku.
Un serpenteado sendero permite en la actualidad alcanzar altura en una ladera del volcán y observar desde un mirador varios moai partidos, lo que permite imaginar el camino que seguían las figuras desde la cantera hasta sus respectivos “ahu”, ubicados por toda la isla.
En la cantera se cuentan unos 400 moai en distintas fases de elaboración, cuatro de los cuales es posible conocer de cerca ya que quedaron “pegadas” en la roca madre en una etapa inicial de esculpido con cinceles, trabajo que podía tardar hasta dos años.
Los escultores, según las más recientes investigaciones, las trasladaban de pie balancéandolas de lado a lado hasta llegar a su ubicación final, donde eran “afinadas” y terminadas por los talladores, en una tradición que realizaron sus habitantes entre los siglos IX y XVI.
Las figuras son representaciones de antepasados difuntos y tenían por objetivo que sus descendientes fueran protegidos por el “mana” (poder sobrenatural).
Ya en su lugar definitivo, los artistas le colocaban los ojos realizados con corales y obsidiana, con lo cual dejaba de ser un moai y se convertía en un aringa ora (“rostro viviente”).
Todas las míticas esculturas, vinculadas a gobernantes o antepasados importantes, miran hacia el interior de la Isla de Pascua, menos los siete del “ahu” Akivi y uno de cuatro manos que señala el solsticio de invierno en el “ahu” Huri A Urenga.
Según expertos consultados, fueron más de 900 los moai construidos por los antiguos habitantes de la isla, los cuales fueron derribados en un conflicto tribal que se produjo entre los habitantes de Rapa Nui hace varios siglos.
Los arqueólogos han encontrado 288 moais en los “ahu” que existen en la isla, con una altura media de 4.5 metros y un peso promedio de cinco toneladas, aunque en la cantera del Rano Raraku hay uno en etapa de construcción, el Te Tokanga, de 21.6 metros de altura y más de 270 toneladas.
La restauración de las figuras caídas comenzó en 1956 y tuvo uno de sus hitos más importantes en el “ahu” Tongariki, una plataforma de 200 metros de largo y 15 moai que fue restaurado entre 1992 y 1997 por expertos universitarios.
La tribu Rapa Nui, que habría llegado a la isla desde la Polinesia en torno al siglo V, tenía como máxima jerarquía a los “Orejas Largas” y los “Orejas Cortas”, las que fueron acechadas por una sobrepoblación que derivó en guerras tribales entre los siglos XVII y XVIII.
La Isla de Pascua, considerado el territorio más alejado del planeta, se encuentra en la mitad del Océano Pacífico, a unos tres mil 700 kilómetros de la costa sudamericana y fue anexada a Chile en 1888.