El Museo Federico Silva Escultura Contemporánea celebra veintidós años de existencia con la exposición “Memoria y legado”, una muestra que reúne parte fundamental de su acervo, conformado a lo largo de dos décadas mediante las donaciones de artistas que han contribuido a este espacio como un referente de la escultura contemporánea en México y América Latina.
La exposición incluye obras de Marina Láscaris, Manuel Felguérez, Josefina Temín, Jaime Galán, Águeda Lozano, Paloma Torres, Saúl Kaminer, Ana Castelán, Estanislao Contreras, José Faz y Jorge Yázpik, entre otros creadores. La selección busca mostrar la diversidad de lenguajes, materiales y búsquedas conceptuales que conforman el patrimonio del recinto fundado en 2003.
“Memoria y legado” surgió de la necesidad de rescatar y revisar el acervo del museo, conformado gracias al trabajo de distintas gestiones, con la intención de que este conjunto no permanezca guardado, sino que circule y dialogue con distintos públicos. La idea es itinerar la muestra que busca descentralizarla y moverla a distintos municipios de San Luis Potosí, así el público pueda conocer el arte contemporáneo en cuestión escultórica.
El curador Antonio de Rabinal Gamboa explicó que la selección de las piezas obedeció a criterios museográficos antes que temáticos o valorativos. “El criterio es una cuestión de perspectiva (…) la museografía es la fórmula de posicionar o dar o entender una exposición. No es una cuestión de juzgar, nunca juzgaríamos obras de un artista, jamás”, comentó.
LÓGICA VISUAL
El montaje responde a una lógica visual que permite equilibrar obras de distintos formatos, materiales y escalas. Algunas piezas permanecen en resguardo para una segunda etapa, con la intención de mantener viva la colección y ofrecer nuevas lecturas al público en futuras presentaciones.
Uno de los ejes que guían la actual etapa del Museo Federico Silva es fortalecer su vínculo con la comunidad artística potosina.
Rabinal Gamboa explicó que se busca “abrir este lugar que de alguna manera había sido un poco complicado para los potosinos”, pues antes era necesario contar con una larga trayectoria para exponer. “Ahora no, está abierto a todos los potosinos. Tenemos unas galerías que vamos a tener de manera permanente con la cuestión local”, afirmó.
El objetivo, agregó, es que los artistas locales “sientan el museo como suyo, porque el museo es de los potosinos y para los potosinos”.
UN ESPACIO DE ENCUENTRO ENTRE GENERACIONES
Esta apertura pretende descentralizar la escena cultural y consolidar al museo como un espacio de encuentro entre generaciones y contextos diversos.
La muestra no es estática, sino un organismo vivo. “Cada vez que tú ves una escultura y tienes algún recuerdo o quieres darle alguna forma en tu concepción, tú le vas a dar una connotación tuya, más allá de la denotación que tenga el autor”, señaló el curador.
Explicó que esta interacción entre obra y espectador es lo que define a un museo vivo: “Cuando te pones a imaginar lo que va siendo, estás precisamente teniendo un diálogo con la obra, porque estás tú dándole una interpretación muy tuya, muy singular”.
De esta manera, la exposición no solo presenta una colección de esculturas, sino que invita a reflexionar sobre la evolución del propio museo y su papel en la construcción de la memoria artística del país. “El arte es lo único que perdura”, es una frase de Federico Silva, que resume el espíritu de esta exposición: el de una herencia que continúa transformándose a través del diálogo entre artistas, obras y público.