“Noches de folkclor” en el I.P.B.A

“Alma Mexicana” y el Ensamble Folklórico Potosino deleitaron al público con su danza en un evento especial con motivo del 15 de septiembre, en el Centro de Difusión Cultural del Instituto Potosino de Bellas Artes “Raúl Gamboa”.

“Viva México: noches de folclor” fue el ciclo de presentaciones de danza por distintas compañías artísticas en el mismo recinto que estuvieron en escena. 

El primer grupo en presentarse fue el taller de danza dirigido por Jorge Enrique Grimaldo, el ensamble tiene la dirección de Itzel Martínez Galicia y Oscar Delgado Martínez. 

Durante el espectáculo y casi dos horas las agrupaciones presentaron la diversidad de estilos de baile de ocho estados de México, llevando a las y los espectadores en un tour por el país al son del zapateo en el escenario. 

El emblemático baile de la Bruja arrancó con la presentación, el Son Jarocho compuesto por arpa y jarana representaron la región siendo uno de los mas famosos, son veladores dentro de la coreografía representativa de las historias de los mitos contados en el estado de Veracruz, las bailarinas portan el vestuario típico de blusa blanca, mantillas de tul y bordados, falda blanca, mandil negro con flores bordadas, abanico de encaje, peineta y rebozo rojo; los  bailarines portaban pantalón y camisa blanca estilo guayabera, sombrero de palma y paliacate rojo en el cuello. 

Tamaulipas fue otro estado que destacó en la presentación con el Huapango Tamaulipeco, originario de la zona huasteca, ubicada en el estado. Nuevo León y su polka se hicieron presentes con un baile que tiene influencia de la danza checoslovaca, ya que durante la época de la colonia en el siglo XIX este grupo se arraigó en el norte de México, siendo apropiada y enriquecida con otro contexto histórico y añadiendo ritmos mexicanos. 

Guerrero, Chihuahua, Durango, y Oaxaca fueron otros estados presentados en danzas tradicionales de su folclore.

La noche cerró con la presentación de San Luis Potosí y el Son Huasteco Potosino, las mujeres llevando en la cabeza de tocado el “petop”, el quechquémetl dibujado con el árbol de la vida y bordados de la naturaleza en la región y falda negra; los varones vistieron camisa y pantalón de manta tradicional.