Oriente en el cine, del Cineclub de Barrio

Como parte del ciclo Oriente en el cine, el Cineclub de Barrio presentará La leyenda del tío Boonmee este miércoles 4 de junio a las 10:00 horas en la Casa de Cultura del Barrio de San Miguelito. 

La proyección se suma a una programación enfocada en explorar narrativas cinematográficas asiáticas que dialogan con lo espiritual y la memoria desde una perspectiva cultural distinta a la occidental. La cinta fue dirigida por Apichatpong Weerasethakul y obtuvo la Palma de Oro en el Festival de Cannes en 2010.

La historia gira en torno a Boonmee, un hombre enfermo que decide pasar sus últimos días en el campo, acompañado por sus familiares y por las apariciones de su esposa fallecida y su hijo desaparecido. La película presenta un universo donde conviven humanos, espíritus y seres híbridos sin distinción jerárquica.  La narrativa se organiza desde la lógica del recuerdo y la reencarnación, elementos centrales en la cultura tailandesa. Las transiciones entre planos temporales no responden a una estructura lineal sino a una conexión subjetiva entre las experiencias pasadas y las presencias del presente.

Weerasethakul propone una obra en la que el cine no busca representar la realidad, sino reflejar la percepción. La leyenda del tío Boonmee funciona como una serie de secuencias contemplativas que inducen al espectador a una experiencia sensorial. El director fragmenta el tiempo, incorpora relatos paralelos y utiliza una puesta en escena austera que sugiere más de lo que muestra. Lejos de un relato convencional, la película construye una atmósfera en la que la muerte, la memoria y la existencia se entrecruzan sin necesidad de una explicación racional.

La función del Cineclub de Barrio ofrece una aproximación a un cine que se desmarca de las fórmulas narrativas occidentales y que explora otras maneras de entender la vida, el cuerpo y lo espiritual. La película de Weerasethakul permite pensar el cine como un lenguaje de lo invisible y lo intangible, que observa las transiciones de los seres sin necesidad de recurrir al dramatismo, y que sitúa al espectador ante una forma de relato donde el viaje es mental más que físico.