PENSAR CON CABEZA PROPIA

Ana Blandiana reflexiona sobre la censura contemporánea, la memoria y la libertad de pensamiento

Para Ana Blandiana, la libertad no es una consigna ni una herencia asegurada. Es un ejercicio cotidiano que comienza con un acto elemental: pensar con la cabeza propia. 

La poeta rumana, una de las voces morales más firmes de la literatura europea contemporánea, en una entrevista para Pulso Diario de San Luis, observa el presente con la autoridad de quien conoció la censura como política de Estado y hoy identifica nuevas formas de silenciamiento que se presentan bajo otros nombres.

Nacida en Timi?oara en 1942, Blandiana concibió su vocación literaria como una forma de resistencia. Bajo la dictadura de Nicolae Ceau?escu, su poesía circuló de manera clandestina, copiada a mano, convertida en uno de los primeros ejercicios de samizdat en la literatura rumana. Aquellos textos no solo desafiaron al régimen, también establecieron un modelo ético: escribir como acto de conciencia.

LA CORRECCIÓN POLÍTICA COMO NUEVA CENSURA

En conversación reciente, Blandiana advierte que la forma más extendida de censura en el mundo actual ya no proviene de un poder político abiertamente hostil a la cultura. Hoy, señala, adopta el rostro de la corrección política, una práctica que vuelve a introducir límites al derecho fundamental de la expresión. A diferencia de la censura que marcó su juventud, esta no se impone desde el Estado, sino que surge del propio mundo intelectual, que ha optado por la autocensura.

Para la autora, esa renuncia no es menor. Se trata, dice, de una forma de suicidio cultural. Mientras que la censura comunista se ejercía desde un poder identificado como enemigo de la creación, la corrección política se instala como una decisión interna, asumida por quienes deberían defender la libertad del pensamiento.

MEMORIA HISTÓRICA Y QUIEBRE GENERACIONAL

La poeta recuerda que la primera vez que escuchó ese término fue después de 1989, tras la caída del Muro de Berlín y la liberación de Europa del Este. En aquel momento pensó que quienes habían vivido bajo regímenes totalitarios eran inmunes a esa lógica. Con el tiempo, reconoce, comprendió su error. Esa resistencia solo pertenece a su generación, marcada por la experiencia directa de la censura. Las generaciones más jóvenes, que no conocieron el comunismo, resultan hoy igual de vulnerables ante nuevas formas de control simbólico.

La pregunta que plantea Blandiana atraviesa toda su reflexión: ¿quién tiene el derecho de decidir qué es correcto y qué no lo es? Su respuesta es tajante: nadie. Ser libre implica ejercer el pensamiento propio, sin delegarlo en consensos impuestos ni en códigos morales que operan como dogmas. Desde su perspectiva, los mecanismos actuales de cancelación y reescritura histórica reproducen prácticas que las dictaduras comunistas ya habían ensayado, aunque ahora se presenten bajo discursos distintos.

Esta mirada no surge de una teoría abstracta, sino de una biografía atravesada por la historia. Hija de un “enemigo del pueblo”, Blandiana fue expulsada del sistema educativo y obligada a vivir como una exiliada dentro de su propio país. Publicó su primer libro en 1964 y se consolidó como la figura central del neomodernismo rumano con poemarios que hoy forman parte del canon europeo. Su obra poética, traducida a más de veinticinco idiomas, se convirtió en un testimonio del espíritu rumano durante décadas de opresión.

LA POESÍA ANTES QUE LA TEORÍA

La autora insiste en que la poesía antecede a cualquier formulación intelectual. Empezó a escribir versos antes de saber escribir, antes de contar con una visión teórica del mundo. La poesía fue, para ella, una forma primaria de expresión, un modo de existir antes de comprender. Solo después llegó la relectura de los hechos, la reconstrucción de la experiencia en función de una historia vivida.

Tras la revolución de 1989, Blandiana amplió su compromiso al terreno cívico. Fundó y presidió la Alianza Cívica y participó activamente en la construcción democrática de Rumanía. En Sighet, impulsó el Memorial de las Víctimas del Comunismo y de la Resistencia, un espacio que articula memoria, investigación y educación, bajo una premisa que resume su pensamiento: cuando la justicia no logra ser memoria, la memoria puede ser una forma de justicia.

UNA VOZ ÉTICA PARA EL PRESENTE

Reconocida con algunos de los más importantes premios literarios internacionales, incluido el Princesa de Asturias de las Letras en 2024, Ana Blandiana sigue hablando desde un lugar incómodo: el de la conciencia crítica. Su obra y su palabra recuerdan que la libertad no se conserva por inercia y que toda época, incluso la que se cree democrática, debe vigilar sus propias formas de censura.

En un tiempo que tiende a simplificar los debates y a imponer consensos morales rápidos, la voz de Blandiana propone una pausa. No para el silencio, sino para la reflexión. Pensar, insiste, sigue siendo un acto profundamente subversivo.