TE HABLARON MAL DE MÍ...

¡Ya no llores México!

¡Mira al sol que despierta en tu cumbre! ¡Mira al niño que aprende a soñar! Mira cada calle, cada mural y cada palabra que es semilla que vuelve a brotar.

¡Ya no llores México!

Que ya no llore triste el águila del escudo. 

Que no se vuelva a apagar el canto de nuestro Himno. 

Que no se marchiten las Dalias y vuelvan sus colores a embellecer la tierra. 

Que el Ahuehuete reconozca el rumbo de sus raíces fuertes y profundas.

Que el águila real, levante el vuelo y surque majestuosa nuestros cielos. 

Que Cuauhtémoc, Cuitláhuac y Moctezuma se vuelvan a sentir orgullosos de nuestras raíces prehispánicas y sus pueblos.

Que la raza de bronce deje de migrar y permanezca en la tierra de sus ancestros. 

Que el canto del quetzal se vuelva a escuchar en plazas, valles, selvas y montañas.

Que la campana de Dolores vuelva a tañer al grito de tierra y libertad. 

Que la virgen de Guadalupe deje de recibir flores y penitencias de madres desesperadas por sus hijos desaparecidos. 

Que charros y adelitas nos recuerden que con trabajo y sudor se gana la lucha. 

Que violines, trompetas y guitarrones del mariachi, dejen los sones de melancolía y entonen pues, con alegría el cielito lindo. 

Que tequilas y mezcales apaguen la sed de venganzas y resurja la camaradería y el Jolgorio. 

Que el traje de china poblana, la tehuana y la jarocha, eleven nuevamente sus faldas y crinolinas sin miedo, altivas y con libertad. Y al escuchar su taconeo al ritmo del son, vuelva a erizarse nuestra piel.

Que los bordados mexicanos, vuelvan a brillar y expresar en sus lienzos, paisajes coloridos sin manchas de sangre.

Que se pongan de pie las banderas y ondeen altivas nuevamente sobre nuestro México, que no se opaquen y decoloren más sus colores patrios y zurzan sus desgarres, para volver con orgullo, nuevamente a sus astas y pendones. 

¡Ya no llores, México! 

Que tu alma es más fuerte que el llanto, aunque tiemble la tierra o el cielo, aunque sangren tus campos de encanto. 

Tus volcanes te miran de pie, con ceniza y orgullo en el pecho, y el águila, aún con el ala rota, resiste siempre, incluso en la muerte.

El maíz sigue alzando su canto, el nopal se mantiene erguido, y el corazón del pueblo que lucha fuerte.

¡México, México no llores! Que tu historia no acabará en pena, 

porque tus hijos caminan de frente con el pecho erguido 

porque todos somos oración en cadena

¡Porque México unido, es un grito encendido!

Y si algún día vuelves a llorar, México querido que sea de orgullo, que sea al mirar cómo tu gente —noble, valiente y de acero— te levanta de nuevo,  que llores de ver como tu pueblo te cuida y te quiere, con amor sincero.

Cale Agundis ®?