En diciembre, mientras las calles se iluminan con luces festivas y las familias se preparan para las celebraciones navideñas, un grupo de amigos actores y actrices en San Luis Potosí renueva la tradición que ha perdurado por siglos: las pastorelas. Este colectivo, conocido por su obra anual “La Apuesta”, integrado por Elara Reyes, Anai Macías, Aldo Lechuga, Fernando Barragán, Joe Díaz, María José González y Elizabeth Herrera y Laura Patlán, los cuales llevan 13 años reinterpretando este género con un estilo que combina humor, crítica social y elementos contemporáneos.
El origen de las pastorelas
Las pastorelas tienen su raíz en los autos sacramentales europeos del siglo XVI, introducidos en América por los frailes franciscanos durante la colonización. Estas representaciones teatrales tenían como objetivo catequético transmitir los principios del cristianismo a través de historias sencillas y accesibles. En ellas, los pastores eran guiados por un ángel para adorar al niño Jesús, enfrentándose en el camino a las tentaciones y artimañas del Diablo.
En México, este género teatral adoptó elementos propios de la cultura popular. La influencia de la cosmovisión indígena, el sentido del humor del pueblo y la tradición oral dieron como resultado un espectáculo único que mezcla la devoción religiosa con la crítica social y la comedia.
“La Apuesta”: una
pastorela contemporánea
El colectivo detrás de “La Apuesta” encarna perfectamente esta evolución del género. Este grupo de teatro, con formación en artes escénicas, se reúne exclusivamente en diciembre para presentar su obra. Inspirados por la tradición y adaptándose al público actual, han creado un montaje que conecta con personas de todas las edades y contextos.
“La pastorela como tal evolucionó porque inicia como una forma de contar y adoctrinar en las religiones”, explicó Barragán. “Pero en México siempre hemos transformado esta parte religiosa en algo que el pueblo quiere, una forma de criticar y burlarse de los sistemas de opresión, de los políticos”. Este enfoque se refleja en sus chistes actualizados anualmente, basados en tendencias de redes sociales, memes y eventos del año.
Uno de los sellos distintivos de “La Apuesta” es su enfoque en personajes frescos y accesibles. En lugar del clásico Diablo, su obra presenta a “Lady Satanás”, una figura carismática y divertida. Las pastoras también adquieren un protagonismo renovado, alejándose de los estereotipos tradicionales para conectar mejor con el público moderno.
La importancia
de la adaptación
El equipo enfatiza que su obra es un ejercicio constante de adaptación y evolución. “La estructura es la misma, pero los chistes y la música cambian cada año”, explican. Esta flexibilidad les permite presentarse en una variedad de espacios, desde iglesias hasta antros, ajustando el lenguaje y el tono según el público.
En cuanto a la omisión de personajes tradicionales como María y José, los creadores destacan que esta decisión les permite enfocarse en los elementos de farsa y cabaret que caracterizan su estilo. “Mucha gente ya conoce la historia bíblica; nosotros preferimos trabajar desde el humor y la crítica, evitando cualquier percepción de burla hacia lo sagrado”.
Las pastorelas en el
contexto mexicano
La relevancia de las pastorelas en México trasciende su origen religioso. Estas obras reflejan la capacidad del teatro popular para adaptarse a los tiempos y servir como un espejo de la sociedad. Desde las primeras representaciones coloniales hasta las producciones contemporáneas como “La Apuesta”, las pastorelas han evolucionado para incluir críticas a la política, referencias culturales actuales y un enfoque en la inclusión.
La “pastorela mexicana” es un testimonio del ingenio y creatividad del pueblo, una tradición viva que sigue generando risas, reflexiones y conexión comunitaria. En palabras del grupo teatral: “Es una hora de diversión completamente, risa tras risa tras risa”.
Futuro de “La Apuesta”
Con más de 200 representaciones, los y las integrantes de “La Apuesta” ya miran hacia el futuro. Aunque planean retirarse en su 15 aniversario, sueñan con expandir su proyecto a otras ciudades e incluso mantener su legado vivo durante todo el año con iniciativas sociales, como colectas de juguetes.
Mientras tanto, su obra sigue siendo un ejemplo vibrante de cómo las tradiciones pueden reinventarse sin perder su esencia. Al igual que las pastorelas originales, esta es una que demuestra que el teatro puede ser una herramienta para unir a las comunidades, celebrar la cultura y, por supuesto, provocar muchas risas.