CIUDAD DE MÉXICO, abril 6 (EL UNIVERSAL).- El director Arturo Serrano describe su pieza multidisciplinaria, "Vírgenes de medianoche", con la metáfora del insomnio: el momento más profundo de la noche, cuando el mundo duerme y uno se enfrenta al vértigo de la existencia y al agobio de estar vivo.
Sin una narrativa lineal ni un "guion aristotélico", en "Vírgenes de medianoche" se mezclan teatro, danza, video, escritura, multimedia y música (compuesta por Juan José Rodríguez) para explorar, a través de siete capítulos o escenas, la relación entre Eros Tánatos.
La obra, cuenta Serrano, empieza con el conflicto existencial que implica la vida, la crisis existencial que toma por sorpresa a la gente y le hace preguntarse cuál es el camino para seguir en un mundo desolado, aunque no se tenga el valor de acabar con la propia vida: "Es el reconocimiento de que se transita por un lugar oscuro de inmovilidad, impotencia y renuncia. ¿Vivir o no vivir?, es la pregunta".
La pieza inicia en uno de esos sitios psicológicos oscuros, descritos por el director. "El primer detonador de 'Vírgenes de medianoche' es una reflexión acerca de la eyaculación. Son textos míos, es una obra muy personal, completamente íntima que viene de experiencias previas. En la adolescencia tuve un bloqueo fisiológico para eyacular; hay que considerar que esta acción es, además, una forma de fluir de la vida, algo orgánico que representa el fluir de la vida, así como las flores florecen o las mariposas salen de su capullo".
Después de un proceso emocional y psicológico, el director descubrió que el bloqueo se debía a no sentirse listo para vivir, para seguir viviendo, pero tampoco tenía la certeza de abandonar la existencia. Ese es el drama planteado en las primeras escenas de la obra. "Asociaba la eyaculación con participar en el mundo que vivía, abrirme a la vida".
Una función fisiológica tan natural, abunda, puede convertirse en un lastre, un freno y abrir, por otro lado, una puerta hacia zonas oscuras: "Si te cierras a la vida te quedas dentro de un lugar oscuro porque no estás muerto ni te vas de la vida; estás detenido. El título 'Vírgenes de medianoche' alude a los seres humanos en cualquier edad y etapa de la vida en la que de pronto nos asalta este vértigo (...) La crisis la viví entre los 12 y los 19 años y me sentía como el más estúpido del mundo. Es como si te dijera que tuve un bloqueo para estornudar".
En la obra, el goce, la función fisiológica, es el Eros, mientras que la idea del suicidio, la idea de renunciar y dudar, equivale al Tánatos; la pulsión tirante entre vida y muerte, explica. "Dudar, poner en duda hasta nuestra propia existencia también es una virtud humana", explica.
Al final de la obra se plantea una reconciliación para quitarle a la duda esa carga tan pesada que se le ha dado. Se trata, dice, de defender un derecho sobre uno mismo, cuando no se es capaz de vivir. "Mientras más se asume así, en lugar de que la oscuridad lo lleve a uno, se convierte en un pensamiento que ayuda a vivir, a encontrar mucho más claro el camino, en vez de negar la angustia y el vértigo".
¿De verdad uno quiere abandonar todo o se quiere seguir viviendo?, vuelve a preguntar el director. Las adversidades continuarán, las peculiaridades de una vida, que puede ser dolorosa y cruel, seguirán allí; a pesar de eso, afirma, se acepta el trato de seguir aquí y emanciparnos a la idea del suicidio.
Entre bailarines y actores, en el elenco hay siete intérpretes: Andrea Castañeda Usagi, Alfonso Domingo Juárez, el propio Arturo Serrano Hernández, Bernardo Kasis Galán, Héctor López, Ivette Rodríguez Ochoa y Mariana Estrada.
Los videos que acompañan la pieza son caseros y fueron hechos por Serrano: "Se trata de imágenes poderosas, relacionadas con este discurso"; algo similar sucede con los textos proyectados en pantalla.
"Vírgenes de medianoche" es un espectáculo de la compañía El Olvidado Asombro y podrá verse los miércoles de abril, a las 20:00 horas, en el Teatro Varsovia (Varsovia 9, Juárez).