Tremenda exhibida le dio la abogada Natalia Castillo a la magistrada Silvia Torres Sánchez, presidenta de la Tercera Sala, y al nuevo Poder Judicial del Estado, en general.
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En una transmisión en vivo que exhibió en su muro de Face, la abogada inició su historia señalando que había acudido a la Tercera Sala a atender un asunto, pero se percató que sólo el personal de recepción de documentos estaba trabajando. El resto del personal estaba ausente.
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Una observación que hizo, “huele a garnacha” daba una pista sobre la causa de lo anterior. Resulta que era cumpleaños de la magistrada, y los empleados la estaban festejando.
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Enfatizó que el asunto que llevaba, un asunto importante, de una menor de edad en condiciones de discapacidad, en la que reclamaba pensión alimenticia.
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Literalmente, la abogada se metió hasta la cocina, más bien, a un improvisado comedor, cuyo paso incluso parecía estar bloqueado por sillones, en donde en una larga mesa, desayunaban la magistrada cumpleañera y varios empleados.
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Les reclamó que en horario de oficina estuvieran desviando su atención y tiempo, en un festejo.
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Hasta la comida se enfrió ante la furia de la jurista, que les echaba en cara la tardanza, aún después de la elección judicial, no hubieran podido resolverle su caso, del que dependía el bienestar de una menor.
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Natalia Castillo, ahí mismo en la sede del PJE, acudió a la oficina del Tribunal de Disciplina Judicial, donde presentó el caso a funcionarios de esa dependencia.
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Obligó a un funcionario a bajar al sitio del desayuno para certificar la falta y… ya no encontraron nada. Habían limpiado todo, mesas, manteles, platos, comida y hasta la decoración de papel picado. Y los que eran comensales, regresaron a sus escritorios.
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La abogada fue enfática en vincular a la administración estatal al citar la relación familiar de la magistrada con el secretario general de gobierno, José Guadalupe Torres Sánchez, su hermano.
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Quizá algunas de las expresiones de la abogada fueron bastante duras, pero la exhibición de las entrañas del nuevo Poder Judicial es bastante ilustrativa: dicen que está renovado, pero siguen los mismos vicios.
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En la Facultad de Derecho, un grupo de académicas dirigió un escrito a la Rectoría en la que expresaban su inconformidad ante el proceso de renovación de la dirección de la Facultad porque, señalaron, no respetó el principio de equidad de género ni presentaba acciones afirmativas para las mujeres.
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Es un nuevo desafío para un proceso que ya de por sí tiene bastantes. No es menor, puesto que, en un escenario tan volátil como el que vive ahora Leyes, cualquier chispa puede reencender la turbulencia en la UASLP.